Una Microsoft más fuerte
Un príncipe nunca carece de legítimas razones para faltar a sus promesas'. La jueza Collen Collar-Kotelly citó El Príncipe, de Maquiavelo, para advertir a Bill Gates de que, aunque haya aprobado el acuerdo del Gobierno Bush y su empresa, Microsoft, no va a permitir que rompa su letra o su espíritu. Eso, el pago de las costas y algunas puntualizaciones son las consecuencias más graves para Microsoft en el importante proceso abierto en 1998 por abuso de posición dominante.
El veredicto de la jueza ha hecho más fuerte a Microsoft. Los analistas ven el desenlace como una victoria, ya que deja a la empresa como está. El acuerdo Gobierno-Microsoft fue la salida a la decisión del juez Thomas Penfield Jackson que pedía la división de la empresa. Hoy, la perspectiva de deshacer la compañía de Gates es un espejismo y también tiene visos de serlo la petición de los nueve Estados disidentes con el pacto, que abogaban por el acceso a los códigos fuente de Microsoft, además de que la empresa ofreciera un Windows desvestido. Su objetivo era que otros fabricantes de software tuvieran acceso a los ordenadores que utilizan el sistema operativo de la empresa de Gates, el 95% de los que hay en todo el mundo.
Los Estados se plantean recurrir, pero el veredicto de la jueza está tan fundamentado que apenas queda resquicio legal donde incidir. Va a ser difícil que las defraudadas empresas, como Sun Microsystems o AOL Time Warner, tengan más remedio que aceptar que Microsoft marca la pauta de sus negocios. Sólo les queda la palabra de la jueza en el sentido de vigilar a la compañía de Gates, a la que ha reprochado su tendencia a minimizar los efectos de su predominio.
Microsoft debe afrontar ahora el espinoso problema de la competencia en Europa. Desde la empresa se afirma, con la confianza de quien sabe que tiene detrás al Gobierno de EE UU, que no va a transigir sobre el futuro del programa de vídeo Media Player, incorporado a Windows para eliminar competidores. Considera que aunque el caso sobre su posición dominante no se examina sobre las mismas premisas que en Estados Unidos, el acuerdo ahora bendecido por la justicia es un modelo a seguir. Mal comienzo para las negociaciones. Y peor si se plantean como otra prueba de fuerza entre la Administración de EE UU y la europea, sobre todo porque llegan cuando el Tribunal de Justicia de la UE ha revocado importantes decisiones de Competencia.