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Crónica de Manhattan

Una tragedia bien financiada

El día que los estadounidenses voten la renovación del Congreso y de su gobernador (donde toque) el documental Bowling for Columbine dirigido por el izquierdista Michael Moore estará en las pantallas de más de 100 ciudades del país. Algo muy inusual para una cinta de este tipo en la que se investiga la violencia por armas de fuego en el país. Moore dice que ha hecho una 'comedia sobre una tragedia' y con esta crítica al derecho esgrimido por muchos americanos llena cines.

Mientras tanto, los abogados del derecho a estar armados, principalmente la todopoderosa Asociación Nacional del Rifle (ANR), están haciendo un último esfuerzo en la campaña por apoyar a sus candidatos. Este célebre lobby, liderado por Charlton Heston y con cuatro millones de miembros, ha invertido en estas elecciones 1.618.137 dólares, de los que un 92% ha ido a parar a sufragar los actos de promoción de los candidatos republicanos frente al 8% a los de los demócratas. Esta cantidad contrasta con los 51.356 dólares que las asociaciones para el control de las armas han donado al 100% a los demócratas. El propio Heston tomó la palabra durante unos minutos en un acto en Colorado para pedir el voto por el partido de Bush, menos dispuesto a ejercer control sobre las armas y sus propietarios.

Y es que su causa anda estos días bajo lupa y no sólo por el documental de Moore. Un excombatiente de la Guerra del Golfo, John Allen Muhammad, y su hijastro de 17 años, John Lee Malvo, han sido acusados del asesinato de 13 personas en Maryland y Virginia. Son los presuntos francotiradores que han aterrorizado los condados más cercanos a Washington asesinando indiscriminadamente a ciudadanos. Evitar que los estadounidenses tengan armas en sus casas es aún ciencia ficción; pero como mal menor, muchos demócratas y algunos grupos de presión minoritarios están pidiendo, a partir de este caso con más énfasis, que se cree un sistema computerizado que permita saber qué arma ha disparado la bala utilizada en un asesinato.

El objetivo es luchar contra el crimen y evitar que otros Allen y Malvo tengan la oportunidad de jugar con la policía a golpe de muertos. Conseguir ganar esta batalla sería casi heroico y para asegurarse que nada épico ocurra nadie mejor que el actor, rifle en mano, reafirmando sus derechos.

Fue una sorpresa porque cuando en agosto anunció que tenía alzheimer se entendió que su actividad se reduciría. Pero es que la ANR le sigue necesitando porque si hay algo que saben hacer los que empuñan armas es no bajar la guardia y menos cuando en la recta final de la campaña el país ha vivido la violencia de los francotiradores y el asesinato de tres profesores por un estudiante de la Universidad de Arizona. Y parece que ha hecho efecto. Pese a los reciente espisodios criminales, muy pocos se han rasgado las vestiduras cuando esta semana el FBI ha publicado un informe que asegura que por primera vez desde 1991 aumentaron un 2,1% los delitos en 2001. Según el FBI, el año pasado hubo 15.980 muertes por armas de fuego. Pero para la tranquilidad de Heston, el debate en el país se ha centrado más en cuál es la jurisdicción que debe abrir el proceso contra los francotiradores; ¿Maryland?, donde la pena de muerte hace años que no se aplica; o ¿Virginia?, donde desde 1976 se ha ejecutado a 86 personas. El departamento de justicia, dirigido por John Aschroft, prefiere Virginia.

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