Japón adopta un plan moderado de reformas para sanear la banca
El objetivo sigue siendo reducir a la mitad el monto de los créditos incobrables de la banca antes de 2005, pero el plan desvelado ayer ha dejado a muchos analistas descontentos. 'No van a ganar nada porque no están haciendo lo suficiente para restituir ningún tipo de salud al sistema financiero', critica Joji Maki, gestor de fondos de inversión de Baring Asset Management.
El ministro de Economía y de Asuntos Financieros, Heizo Takenaka, presentó su propuesta al Gobierno, que desestimó las medidas más radicales, presionado por el ala más conservadora del gubernamental Partido Liberal Democrático (PLD).
La medida más controvertida propuesta por Takenaka consistía en la limitación de la cantidad de impuestos diferidos (un tipo de recorte de impuestos) que los bancos incluyen como capital principal. De haberse aprobado, podría haber diezmado el capital de muchas entidades, conduciéndolas a la quiebra. En su lugar, se pide un control más estricto de estos activos.
Además, se utilizará un método de 'descuento de flujos' para recalificar los préstamos, que debe aplicarse antes del 31 de marzo próximo. Esta nueva técnica tiene en cuenta la capacidad de las empresas para generar beneficios a la hora de valorar los créditos. Hasta ahora los bancos usaban la tendencia histórica para estimar las posibilidades de un impago.
Según datos oficiales, los bancos japoneses acumulan unos 42 billones de yenes (unos 350.000 millones de euros) en créditos incobrables, pero hay estimaciones privadas que triplican esa cantidad. Para muchos expertos éste es el gran problema de la economía nipona, que acaba de salir de su tercera recesión en una década.
En caso de que los bancos, como consecuencia de las reformas, caigan en crisis, el Gobierno se reserva la opción de inyectarles capital, algo que es visto desde determinados sectores como un intento de estatalizarlos.
Standard & Poor's criticó ayer que en el plan abundan las 'definiciones vagas' y las 'escapatorias', por lo que 'no ayudará mucho a estabilizar' la calificación de su deuda, que es la más baja entre los países más industrializados. Pero las medidas fueron suficientes para que los siete principales bancos advirtieran ayer que 'tendrán un serio efecto sobre la economía'. Sin embargo, la moderación del plan ha reducido los temores a la quiebra de bancos y empresas y, con ello, del consiguiente aumento del paro (ya en el 5,4%).
Además, el ministro de Finanzas, Masajuro Shiokawa, anunció ayer un recorte de impuestos por valor de un billón de yenes (8.300 millones de euros) y un plan para luchar contra la deflación.
Horas antes, el Banco de Japón (BOJ) anunciaba una mayor relajación de la política monetaria. La entidad elevará sus compras mensuales de bonos hasta 1,2 billones de yenes (9.950 millones de euros), frente al billón actual. El BOJ aumentará a demás su política de 'relajación cuantitativa', que aplica desde marzo de 2001. Así, ha aumentado hasta 15-20 billones el dinero a disposición de la banca, desde los 10-15 billones actuales. Pocas opciones le quedan cuando los tipos de interés ya están a cero.
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