ABB reducirá plantilla y venderá activos para superar las pérdidas
El anuncio ayer de los resultados de los nueve primeros meses de este año ha ratificado con nuevos datos la crisis que atraviesa el grupo suecohelvético ABB, que acumula en esta etapa pérdidas netas de 82 millones de dólares (84 millones de euros), frente a unos beneficios de 289 millones en el mismo periodo del ejercicio precedente. Y los resultados negativos del tercer trimestre de este año subieron hasta los 183 millones, frente a los 13 millones de beneficios del anterior, según informó Jürgen Dormann, presidente ejecutivo del grupo. La facturación hasta septiembre ha ascendido a 16.040 millones, un 2% por debajo de los nueve primeros meses de 2001.
Dormann, quien reconoció haber abandonado el objetivo de beneficios para este ejercicio que había fijado con anterioridad, dijo que el grupo tendrá que vender activos para afrontar la crisis.
La compañía proyecta obtener ingresos con esas operaciones de 50.000 millones de dólares. El presidente del grupo, que fue creado en 1989 con la fusión de la empresa sueca Asea y la suiza Brown Bovery, reconoció además que las medidas adoptadas hasta ahora no han sido suficientes para atajar los resultados negativos.
Por ello se ahondará en el plan de ahorro de costes, con el que se deberán recortar los gastos en unos 800 millones de dólares en un periodo de año y medio. 'Nuestra prioridad número uno es reducir considerablemente los costes', añadió Dormann. En esta línea, la empresa ha encargado un informe para evaluar las 'necesidades de reducción de plantilla', y contará con las conclusiones el próximo 8 de noviembre. ABB ya está en proceso de reestructuración con un objetivo de disminución de 12.000 empleos, un 8% del total. Fuentes de la empresa en España, sin embargo, anunciaron que el recorte no afectaría a la plantilla.
Reordenación del grupo
El otro punto fuerte del plan es la reordenación de los activos. ABB agrupará sus actividades más importantes en torno a dos divisiones, Power Technologies y Automation. Por otro lado, el área petroquímica, gas y petróleo, que en el ejercicio pasado facturó 3.500 millones, se convertirá en una filial separada del grupo, con el objetivo de su enajenación posterior. El área centrada en la energía (Power Technologies), que permanecerá en ABB, factura 8.500 millones cada ejercicio y emplea a más de 43.000 personas, mientras que la dedicada a la automatización cuenta con unas ventas anuales de 9.250 millones y emplea a 63.000 trabajadores.
La crisis que afecta a ABB se ha reflejado asimismo en su cotización en Bolsa. En las jornadas anteriores la empresa perdió cerca del 70% de su valor en Bolsa, y sólo anteayer su capitalización bursátil disminuyó un 20%. La previsión de los resultados negativos conocidos oficialmente ayer fue una de la causas de la debacle bursátil, así como la crisis de su filial estadounidense Combustion Engineering, que se enfrenta a elevados costes por la demanda de empleados que se han visto afectados por el uso de material de amianto. Esta participada podría incluso acogerse a la ley de suspensión de pagos. En el tercer trimestre el grupo suecohelvético pagó 54 millones de dólares por las reclamaciones relacionadas con la utilización del citado material altamente nocivo para la salud.
Las provisiones necesarias para hacer frente a ese problema son superiores al valor en libros de la citada filial, que ha visto superadas sus previsiones iniciales, cifradas en 470 millones de dólares.
Y en este contexto, las agencias internacionales de calificaciones de deuda Moody's y Standard & Poor's han reducido el rating de ABB a niveles de bonos basura. Las declaraciones de ayer de Dormann fueron bien recibidas en la Bolsa de Zúrich, donde la acción subió un 11%.
El desastre en Bolsa ha ido unido a problemas financieros por lo que los analistas consideran una elevada deuda financiera, que superó los 5.500 millones de dólares desde los 5.200 millones del trimestre anterior. La empresa suecohelvética, que es líder en Europa en la actividad de ingeniería eléctrica, se configuró en el modelo de grupo que ha mantenido hasta ahora en la década de los noventa, cuando la presidía Percy Bernevik. Durante su dirección, las ventas alcanzaron los 33.000 millones de dólares y empleaba a más 214.000 personas.