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El circo, escuela para dirigir equipos de estrellas

Nadie sobresale. En el escenario, más de 50 artistas; entre bambalinas, más de un centenar de personas. No hay líderes. La cultura de empresa del Cirque du Soleil es clara: el equipo está al servicio del espectáculo

Hace cuatro años se presentó a un casting para formar parte del Cirque du Soleil en Barcelona. Edisia Moreno, de profesión gimnasta, fue seleccionada. En tres semanas, había abandonado España y estaba ensayando y entrenando en Montreal (Canadá), donde el Cirque du Soleil tiene su sede central y en la que trabajan 2.400 personas, incluidos más de 500 artistas. Ahora, una vez adquirida la formación necesaria y con pleno dominio del escenario, regresa a España. El ejemplo de Moreno sirve para ilustrar la filosofía de esta empresa, creada en 1984 y que hasta la fecha ha recibido el aplauso de cerca de 33 millones espectadores, que no deja un cabo suelto. Para que funcione, todo tiene que estar planificado. La prioridad es la perfección del espectáculo.

Quieren a los mejores, y en cada ciudad en la que recalan con su espectáculo aprovechan para realizar pruebas a los candidatos locales. Una vez captados, pasan a la siguiente fase: dejarlo todo. Viajan a Canadá y allí se les impregna de la cultura de la empresa. 'Es importante conocer cómo funciona todo el entramado, porque es un ritmo de trabajo que nada tiene que ver la vida anterior. Aquí trabajamos y convivimos', reconoce otra española, Montse Moré, agente de marketing, embarcada en este circo desde hace dos años y medio. 'Lo vi por primera vez en 1997, cuando vinieron a España con su primera gira, me llegó muy dentro y decidí dejarlo todo y formar parte de este equipo. Es un cambio radical. En esta empresa trabaja gente de distintas nacionalidades', explica Moré.

El Cirque du Soleil está abierto a todas las nacionalidades, se mezclan personas de más de 40 países que hablan más de 25 idiomas. Una torre de Babel. 'La verdadera riqueza de esta empresa se encuentra en las personas y en las diferencias culturales que hay entre ellas', añade Montse Moré. Para ella, lo mejor es el respeto que deben tenerse entre ellos, por el bien de la convivencia y del espectáculo.

Cuidan todos los detalles. Incluido que no brillen las estrellas. Todo el equipo de la gira es tratado de igual manera. No hay privilegios para nadie

Al Cirque du Soleil le preocupa formar cantera. Abre las puertas a las familias de los profesionales, que pueden acompañarles en la gira

La mayor parte del año están de gira. Por tanto, al trabajo profesional hay que añadirle la convivencia diaria. 'Al final te acostumbras más a las normas no escritas que a las escritas, y ésas pasan por el respeto a todos'. Si a menudo surgen roces en el trabajo, cuando además le añades la presión de un estreno -aunque ellos advierten que no les ponen nerviosos-, los misterios de una ciudad nueva, el cambio constante, 'las personas estamos mucho más sensibilizadas y eso hace que pongamos de nuestra parte para aliviar el estrés', añade esta ejecutiva.

En lo que sí coinciden es en que Cirque du Soleil les facilita, bastante, la vida. Les mima. Cuidan todos los detalles. Incluido que no brillen las estrellas.

Todo el equipo, formado por más de 150 profesionales, es tratado de igual manera. Lo explica el director de la gira Saltimbanco, John Kivlen: 'No nos gusta que nadie sobresalga, todos formamos parte del mismo equipo y lo único que nos importa es el espectáculo. Sería un desastre si nos preocupáramos sólo de una única personas'.

Algo que también aprenden los artistas que trabajan para esta empresa es a saber desmaquillarse. Una vez que se quitan la careta, poca gente los reconoce por la calle. 'Para un artista, que busca el aplauso del público, es muy difícil ser consciente de que nadie te va a reconocer. Los que trabajan aquí saben que cuando van a cara descubierta son personas normales y que deben comportarse como tales, no como estrellas', explica Montsé Moré. Para todo ello se requiere una cualidad, humildad. æpermil;sa es una de las claves que también aprenden en la escuela de Montreal. 'Todos nos tenemos que sacrificar en beneficio de la empresa, del espectáculo', matiza Kivlen.

Nadie tiene privilegios, y los que hay se comparten. Todo el equipo reside en el mismo hotel, por supuesto, con igual categoría para todos. Comparten cocina. Al frente de los fogones tienen a 10 personas que ofrecen menús diarios sacados de las distintas cocinas del mundo. Una atención de la casa. De vez en cuando, explica el director, y dado el sacrificio que realizan los profesionales que trabajan para esta empresa, se ofrecen pequeños caprichos y palmaditas en la espalda.

La vida en este circo poco tiene que ver con los circos de antaño. Se parece más a una empresa moderna. Saben que la vida de un artista o de un profesional, de gira constante por todo el mundo, tiene corto recorrido. La rotación es alta y la media de permanencia es de tres años. Aunque también los hay que le cogen gusto y se quedan enganchados a la empresa durante más de una década.

El reciclaje de estos profesionales es alto. Trabajar para Cirque du Soleil, explica el director de la gira Saltimbanco, John Kivlen, tiene un valor añadido. Es algo más que dinero. 'Supone prestigio, por eso todo el mundo que sale de aquí se coloca muy bien', agrega. Muchos se convierten en entrenadores, otros montan su propio negocio, 'porque la vida en esta empresa les da una visión global de cómo funciona un negocio', y hay algunos que hasta encuentran trabajo como pilotos de helicópteros. 'Es gente muy profesional, que sabe adaptarse a todas las situaciones, que habla varios idiomas, que conoce distintas culturas, que sabe moverse por el mundo. Por tanto, además de artistas, son profesionales muy bien preparados', señala este ejecutivo.

La principal razón por la que los profesionales, continúa Kivlen, se suman al carro de este circo, es por el envoltorio de la empresa, pero además por el producto, esto es, el espectáculo. Kivlen, acostumbrado a trabajar para empresas de entretenimiento, como Walt Disney o los estudios Universal, no tiene palabras para reconocer que una vez que vio el espectáculo se quedó enganchado. 'Lo vi, me enteré de cómo funcionaba la compañía y dije quiero formar parte de ella'. Se empapó del estilo de vida y de la cultura de la empresa, y desde entonces lleva una vida nómada. Como cualquier empresa que se precie, al Cirque du Soleil le preocupa formar cantera. Por ello abre las puertas a las familias de todo aquel que trabaja en la organización. Los niños que acompañan a sus padres disponen bajo la carpa de una escuela a la que asisten a diario. 'Y cuando no tienen clase, si quieren, y tienen cualidades para ello, pueden entrenar y aprender algún número', explica la agente de marketing Montse Moré. De ahí salen los niños artistas, que luego pueden continuar su carrera.

Todos los profesionales administran a su antojo los horarios. No hay presiones. 'No es necesario que todo el mundo trabaje 12 horas. Si el director trabaja 14 horas es para que el resto pueda disponer de más tiempo para el ocio', matiza Moré. La normativa laboral por la que se rigen les exige 40 horas semanales de trabajo. También saben que el horario es flexible. Si algo no funciona un día y le tienen que echar más horas, son conscientes de que tienen que arrimar el hombro. 'Por salud mental, tenemos que intentar tener una vida personal equilibrada. Es bueno que una persona no esté siempre dentro del circo', añade Moré.

Como cualquier compañía, Cirque du Soleil mide sus objetivos y la gestión de las competencias. Y no sólo por los aplausos del público. Lo explica el director: 'Cuando el público ve sólo a los 53 artistas que hay en el escenario, y no ha visto o no recuerda a nadie más, es que todo ha ido bien. Significa que no ha habido problemas de ningún tipo, ni en taquilla, ni con el acomodador, ni en cafetería, y que el cliente se ha ido satisfecho y ha visto lo que venía a ver'.

El éxito no está sólo en el escenario. Porque como recalca Kivlen, el mérito no es sólo de los artistas ni de las estrellas que reciben el reconocimiento del público, lo es de todo el equipo. 'Cuando la gente viaja a Montreal y demuestra sus dotes como artista y perfecciona el número que va a hacer, ha hecho una parte importante de su trabajo'. Pero no es suficiente. 'No basta con que haga bien su número o que bailen muy bien, tiene que saber apoyar y trabajar codo con codo con el resto del equipo', agrega.

Otro distintivo de la casa es el respeto a la cultura de la empresa matriz. Hasta la fecha, Cirque du Soleil ha presentado 13 espectáculos diferentes. Todos los números salen del equipo creativo ubicado en Canadá. Y de ahí parten a distintos países. 'A medida que se va ensayando, se va perfeccionando y se cambian cosas. Somos muy flexibles, pero lo que nunca se debe hacer es modificar el número. Debe ser siempre reconocible por sus autores'. Hasta ahí llega el respeto en esta empresa.

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