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Referéndum

Los países candidatos reciben con satisfacción el resultado

La victoria del sí en el referéndum irlandés se acogió con satisfacción dentro y fuera de la Unión Europea y no faltó quién, como el canciller austriaco Wolfgang Schüssel, brindase por el resultado con una jarra de cerveza Guinness. La satisfacción fue generalizada entre los países de Europa central que aspiran a ingresar en la UE en 2004. 'Estamos encantados de que el calendario de nuestra adhesión a la UE no esté amenazado y que pueda seguir adelante según los plazos y condiciones pactados', dijo Vaclav Havel, primer ministro checo. El presidente polaco, Aleksander Kwasniewski, expresó su 'reconocimiento a las autoridades irlandesas por haber organizado una campaña muy sólida'.

Los líderes políticos europeos también recibieron con alivio y regocijo el respaldo al tratado e, implícitamente, a la ampliación. El presidente del Parlamento Europeo, el irlandés Pat Cox, se apresuró a elogiar la decisión de sus compatriotas sin esperar siquiera a la difusión de los datos definitivos. 'Este resultado demuestra que el único pueblo al que se ha consultado, ha dado una señal clara, después de un periodo de reflexión, de que el reencuentro de Europa con la historia no puede retrasarse más'.

Cautela

El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, cuya afirmación de que el tratado no era imprescindible para la ampliación figuraba en los folletos de la campaña del no, también se congratuló por el resultado y valoró la ampliación como 'el fin de una época trágica'.

La patronal europea, Unice, puso el contrapunto realista a las declaraciones solemnes. El secretario general de la organización, Philippe de Buck, señala el carácter 'histórico' de la decisión que permitirá 'por fin una Europa unida', pero la patronal recuerda que no puede permitirse que la ampliación dañe el funcionamiento del mercado interior y apoya los mecanismos de vigilancia sobre los nuevos miembros propuestos por la Comisión Europea.

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