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Referéndum

El sí de Irlanda al Tratado de Niza abre el camino para la ampliación de la UE

La ratificación del Tratado de Niza por Irlanda, el único Estado miembro que faltaba por hacerlo, permite la entrada en vigor de un texto que se considera jurídicamente imprescindible para permitir la entrada en la UE de nuevos socios. Una repetición del resultado negativo que se produjo el 7 de junio de 2001 hubiera abierto un periodo de grave incertidumbre política y jurídica, poniendo en peligro el compromiso comunitario de realizar la ampliación en 2004

Pero el 19 de octubre de 2002 no ha logrado disputar al 16 de junio de 1904 el título de efemérides irlandesa con renombre internacional. La mayor afluencia de votantes, favorecida por el soleado sábado que disfrutó la isla, preservó ese honor para la memorable jornada de Leopold Bloom narrada hace casi un siglo por el irlandés James Joyce.

La victoria del sí en el segundo referéndum sobre la ratificación del Tratado de Niza arrancó en el mismo distrito que lo hace la novela Ulises. Dun Laoghaire, a 13 kilómetros de Dublin, registró una participación del 55,6%, la más alta de las siete circunscripciones, cuyo voto electrónico permitió un rápido recuento y que el Gobierno de Bertie Ahern cantase victoria al filo de la medianoche del sábado.

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Ese barrio residencial, que a lo largo de una preciosa bahía exuda el bienestar y consumismo propios de la Irlanda actual, marcó la pauta que se repitió durante las 12 horas de votación. Las clases urbanas y acomodadas respondieron al llamamiento a favor del Tratado lanzado por el Gobierno conservador, la oposición laborista, la patronal y los sindicatos.

En los barrios populares, en cambio, la participación fue mucho más escasa y, aunque en ninguna circunscripción ganó el no, se secundó la posición en contra defendida por nacionalistas y ecologistas. La desconfianza hacia un tratado que sienta las bases legales para un ejército europeo o el temor ante el posible impacto económico de la ampliación, cuando no el simple desconocimiento sobre el objeto de la consulta, volvieron a nutrir el campo del no.

Pero los contrarios al tratado sólo lograron sumar 5.000 votos a los obtenidos en la consulta anterior, hasta situarse en 534.887 (el 37,1%). Los votos afirmativos, en cambio, prácticamente se duplicaron hasta 906.292 (un 62,8%). 'Podemos ratificar el tratado y continuar adelante con una ampliación verdaderamente histórica', proclamó ayer por la tarde el primer ministro Bertie Ahern, en el salón de San Patricio del castillo de Dublín. El líder nacionalista del Sinn Fein, Gerry Adams, partidario del no destacaba que 'nosotros respetamos este resultado, no como ellos el año pasado'.

Ahern subrayó que la victoria del sí demuestra 'que somos una nación que quiere dar la bienvenida a los pueblos de los países candidatos'. Irlanda ha soportado acusaciones de haber querido cerrar la puerta a la ampliación para mantener las ayudas comunitarias que han contribuido a situar su PIB per capita (en términos de paridad adquisitiva) por encima de Reino Unido, Francia o Alemania. Con ampliación o no, Irlanda dejará de percibir fondos de cohesión a partir de 2006, porque su renta per capita supera ya el 90% de la media comunitaria.

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