El comercio languidece
Los datos difundidos ayer por la Organización Mundial del Comercio (OMC) son tan poco alentadores que el propio director general del organismo multilateral, el tailandés Supachai Panitchpakdi, los calificó de 'decepcionantes'.
El comercio mundial cayó en 2001 por primera vez en 20 años. La contracción fue del 1,5% en volumen (tras haber crecido un histórico 11% en 2000) y del 4,5% en su valor en dólares (frente al aumento medio del 6,5% registrado durante los años noventa). Además, el panorama no mejoró en los primeros seis meses de este año, con declives del 6% en las importaciones de EE UU y la Unión Europea y del 10% en las de Japón y América Latina. Pese a ello, la OMC reitera su previsión de crecimiento del 1% para los intercambios comerciales mundiales en el conjunto del año. Sin embargo, reconoce a la vez que tal pronóstico está sujeto a buen número de condicionantes.
La actividad comercial sigue viéndose dañada por una combinación de factores, que van desde la persistente desaceleración de las principales economías mundiales y el desplome de las Bolsas a los efectos derivados de la ofensiva terrorista del 11 de septiembre. La desaceleración está afectando prácticamente a todos los sectores y regiones. Las escasas excepciones, como China (que entró recientemente en la OMC y ha aumentado sus intercambios un 10% en el primer semestre del año) y Rusia (que elevó su comercio un 7% pese a que aún está fuera del organismo) son, eso sí, esperanzadoras por la importancia de sus mercados.
Los técnicos de la OMC confían en que se mantenga la senda de recuperación 'en algunos países de la OCDE y el este asiático'. 'Si esto sucede', algo que está por ver, entonces 'podría' alcanzarse el aumento del 1% en volumen de comercio mundial que pronostica para todo el año. Bases poco firmes para una previsión tan poco optimista.
Se trata, además, de un objetivo demasiado modesto como para que el comercio se convierta este año en un dinamizador de la economía mundial. Para contrarrestar la tendencia, la OMC aconseja a los líderes políticos que lancen 'señales fuertes' a los agentes del mercado (productores, comercializadores y consumidores) sobre su apuesta a favor de una mayor liberalización comercial. Las condiciones y la urgencia para acelerar la agenda de Doha están dadas. Ahora sólo falta voluntad política.