Las cuentas de RTVE
Los gestores de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y de Radio Televisión Española (RTVE) se enfrentan a una misión prácticamente imposible: equilibrar y sanear las cuentas del ente público. Unas cuentas que se caracterizan por un déficit de explotación hasta ahora perpetuo y una deuda arrastrada que se encontrará a finales del año próximo en torno a los 6.000 millones de euros.
Para tratar de frenar esta auténtica hemorragia, la SEPI, con el apoyo expreso del Gobierno, ha puesto en marcha el Plan Marco, que finaliza en 2004. El objetivo básico de este plan es acabar con el déficit de explotación de RTVE, o al menos reducirlo drásticamente, y eliminar la deuda, traspasándola al Estado con el menor impacto posible en las cuentas públicas. Los primeros pasos de la estrategia diseñada por el equipo de Ignacio Ruiz-Jarabo ha dado sus frutos iniciales, puesto que ha conseguido reducir el déficit de explotación y las necesidades de endeudamiento de una manera apreciable, algo poco usual en la ya larga vida de la televisión pública.
No obstante, lo más complicado está por llegar. El ajuste final, el más duro, se ha de realizar en las cuentas de 2004. Para lograrlo, la SEPI va a necesitar dar otra vuelta de tuerca a los derechos de retransmisión (de acontecimientos deportivos y de películas), así como a los de producción. Y, además, alcanzar un acuerdo con los sindicatos para reclasificar las categorías e incrementar notablemente la producción propia. æpermil;sta es, a grandes rasgos, su receta para reconducir el déficit de explotación.
Este esquema, el primero que tiene lógica desde hace tiempo, lleva sin embargo aparejados múltiples problemas en su ejecución. En primer lugar, una fuerte contestación pública, tanto de los partidos de la oposición como de los sindicatos. La oposición política está convencida de que el recorte en la inversión destinada a la compra de películas va a debilitar la posición competitiva de RTVE. Además, sostiene que la llegada de José Antonio Sánchez a la dirección general del ente público forma parte de la estrategia del PP con vistas a las próximas elecciones, tanto locales y autonómicas como, posteriormente, generales.
Las principales críticas sindicales van en un doble sentido. Por una parte, reclaman que las subvenciones del Estado sean superiores. Para el próximo año, éstas ascienden a 75 millones, con un alza anual del 13,56%. Por otra, las organizaciones sindicales coinciden con los partidos de la oposición en que el recorte en la partida destinada a compras de películas puede ser peligroso.
La relación entre la dirección y los sindicatos es clave para el Plan Marco, y es muy posible que en los próximos meses atraviese por un periodo de turbulencias, puesto que están por medio las negociaciones del próximo convenio colectivo y unas reñidas elecciones sindicales en el ente público.