La Reserva Federal deja invariables los tipos y arrastra el Dow a los precios de 1998
Nada ha cambiado en Wall Street. La reunión de la Reserva Federal celebrada ayer confirmó lo que el mercado ya sabía desde hace varias semanas: la economía estadounidense se enfrenta al riesgo de una desaceleración, un escenario que se da prácticamente por hecho si hay una guerra con Irak.
El Dow Jones, sin embargo, pagó caro una nueva oleada de advertencias sobre menores beneficios, que llevaron al índice de referencia de la Bolsa neoyorquina a los precios de octubre de 1998.
Dos de los diez miembros de la de Reserva Federal votaron a favor de un recorte de tipos. Pero el presidente de la autoridad monetaria estadounidense, Alan Greenspan, es consciente de que no puede agotar todos sus cartuchos. Todavía quedan muchas incertidumbres por despejar y, hasta el momento, el consumo sigue sosteniendo la actividad económica, gracias a que los bajos tipos de interés han animado las compras de automóviles y de viviendas.
Con la decisión de la Reserva Federal ampliamente descontada por la mayoría de las firmas de Wall Street, el interés se centró en el discurso del presidente de la autoridad monetaria estadounidense. Sin embargo, la única diferencia entre las palabras pronunciadas ayer por Greenspan y las de agosto fue la inclusión en su discurso de los 'riesgos geopolíticos', una apreciación que, de tan evidente, desvió la atención hacia asuntos de mayor trascendencia financiera.
Así, resonó con fuerza en los parqués neoyorquinos que empresas como Cisco y Novellus anunciaran la noche del lunes que los pedidos de sus clientes podrían ser inferiores a los inicialmente previsto. También pesaron en el mercado las advertencias de menores beneficios de Weyerhaeuser (-12,1%), el tercer mayor productor de madera y papel de EE UU, y de Maytag (-4,93%), uno de los mayores fabricantes de electrodomésticos. El descenso de Weyerhaeuser arrastró International Paper, que registró la mayor caída del Dow Jones, un 6,59%.
Confianza del consumidor
Los ánimos están tan bajos en Wall Street que cualquier indicador que refleje una cifra mejor de lo esperado es recibido con alivio. Es lo que ocurrió ayer con la confianza del consumidor en septiembre. A pesar de caer por cuarto mes consecutivo la cifra final estuvo por encima de las previsiones y frenó los acusados descensos que presentó el Dow en la apertura.
La mayoría de analistas apuesta por que la Reserva Federal dejará invariable los tipos hasta el primer trimestre de 2003. No obstante, el rendimiento de los contratos de futuros sobre el tipo de interés del banco central estadounidense apunta a un posible recorte en la reunión del 6 de noviembre.
Asimismo, algunos expertos resaltan que desde que Greenspan asumió la presidencia en 1987 existe una probabilidad del 82% de que la autoridad monetaria estadounidense rebaje los tipos en un plazo posterior a los tres meses después de que alertara de un debilitamiento de la economía, algo que ya ocurrió en la reunión de agosto.
Las empresas se quejan de la dificultad para emitir previsiones
En la últimas semanas han saltado las alarmas en Wall Street por el aumento del número de compañías que han anunciado que sus ingresos se situarán por debajo de lo previsto.
Sin embargo, una nueva preocupación ha emergido estos últimos días entre los inversores, y tiene que ver con la cautela mostrada por algunas compañías a la hora hacer predicciones sobre la evolución de sus negocios.
El ejemplo más claro es Cisco. El presidente del mayor fabricante del mundo de equipamiento de redes para Internet, John Chambers, señaló la noche del lunes que no dará ninguna pista sobre la evolución de los resultados del primer trimestre fiscal de la compañía, que finaliza el 26 de octubre. Chambers se apoyó en la política de la empresa de no emitir previsiones sobre un trimestre que está en curso. Pero la lectura del mercado fue otra.
Previamente, Chambers había reconocido que en conversaciones con presidentes de otras compañías, así como con los clientes de Cisco, habían observado grandes reticencias a la hora de predecir el futuro cercano de su negocio.
Algunos analistas vieron en las palabras de Chambers una señal de que los resultados pueden ser todavía peores, incluso en aquellas compañías que ya han anunciado que ganarán menos de lo previsto.
Al mismo tiempo, algunos inversores apuntaron la posibilidad de que Chambers quisiera cubrirse las espaldas y estuviera lanzando de forma encubierta una advertencia sobre menores beneficios, ya que hace un mes Cisco anunció que los ingresos del primer trimestre fiscal serían algo superiores a los del cuarto trimestre. En este sentido, recuerdan que otras compañías del sector de equipamientos para telecomunicaciones, como JDS Uniphase, Nortel y Lucent, han recortado recientemente sus expectativas.