Se analizan los ciclos más largos
La generación actual de inversores, analistas, gestores, incluso algunos empresarios de nuevo cuño, no da crédito a lo que sucede en las Bolsas desde hace dos años y medio. Entre otras cosas, porque son descendientes del alza ininterrumpida. También, benefactores de las medidas de apoyo que los grandes bancos centrales del mundo orquestaron en crisis anteriores.
La situación actual es muy diferente, desconocida para esta hornada, y por eso se rasgan las vestiduras. No comprenden, por ejemplo, por qué las grandes instituciones no salen en apoyo de los mercados de valores, como hicieron en otras ocasiones.
Una generación de inversores, cuentan los viejos analistas, que sucumbirá en gran parte como sucedió con procesos bajistas anteriores, hasta que nazca otra que tome las riendas del nuevo ciclo, que vendrá aunque nadie sabe cuándo, porque ahí está la magia secular de la inversión en Bolsas.
La moda de última hora consiste, así, en tratar de adivinar en los posos del café de los ciclos bursátiles y económicos cuánto va a durar el purgatorio actual y cuáles serán las valoraciones que generarán entradas de dinero.
Los observadores más avezados señalan que la situación actual de las Bolsas no mejorará, un suponer, con ayudas oficiales de los grandes bancos centrales, porque ya no hay márgenes de maniobra en la tradicional política monetaria. æpermil;sta, cuentan en sus informes, está a punto de morir como tal, si es que no ha muerto ya.
La actual, insisten, es una crisis de valoraciones excesivas que se fueron autoalimentado con el paso del tiempo gracias a un poder absolutista de los grandes bancos de inversiones y de los analistas que estaban en nómina.
Por ello, los mercados están en la actualidad bien valorados en medias histórica, es decir, con el análisis de ciclos superiores a 15 años, que es la moda.