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Futuro
Columna
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Burbujas

Una de las pocas alternativas que tienen los inversores es el mercado inmobiliario. Antonio Morales estima, a diferencia de otros expertos, que los precios no se desplomarán aunque sí bajarán

Resulta difícil encontrar a alguien con una visión moderadamente optimista sobre la economía y, por lo tanto, sobre el mercado.

Si preguntas por la posibilidad de invertir en renta fija, la respuesta es que podemos estar ante una nueva burbuja en el mercado de bonos, y muchos gestores optan por reducir la duración media de sus carteras ante tal temor.

Los tipos de interés a corto plazo continúan bajando, muchos analistas claman por que los bancos centrales apliquen nuevos recortes en los tipos de interés, estando ya en niveles históricamente bajos. El euribor, por ejemplo, continúa dando sorpresas, y bajando todas las semanas, situándose actualmente en el 3,21%, muy cerca del 3% de hace poco más de un año.

La visión sobre el dólar tampoco es más positiva, y un encarecimiento de los precios del petróleo, si efectivamente estalla el conflicto bélico entre Estados Unidos e Irak y éste se prolonga en el tiempo, puede tener como consecuencia una espiral de deflación y recesión en la economía estadounidense y, por lo tanto, de la economía mundial.

Uno de los últimos recursos que quedan a los inversores ante este panorama es el mercado inmobiliario, los ladrillos. Pero si el temor a una burbuja en el mercado de renta fija existe, ¿alguien no ha oído hablar de la burbuja inmobiliaria? Quizás sea ésta la principal preocupación de la mayor parte de los analistas y el estallido de la misma tendría consecuencias impredecibles para la economía.

En este entorno de incertidumbre, ¿considera alguien que hay alguna inversión alternativa?

¿Existe de verdad una burbuja inmobiliaria? Desde nuestro punto de vista, no. Es cierto que el comportamiento que ha tenido durante los últimos dos años ha sido en cierta medida irracional, pero está aún lejos de los ratios que reflejaba hace 30 años. Con unos tipos de interés en niveles históricamente bajos, y con una pirámide poblacional que sigue manteniendo la demanda, es posible que los precios no crezcan como lo estaban haciendo hasta el momento, pero no es muy probable que se produzca un desplome de los mismos.

Ahora la moda está en las burbujas, todo el mundo ve burbujas en los precios de todos los activos que no han bajado. Estalló la burbuja tecnológica, y ahora, el peligro del estallido en serie del resto de burbujas mantiene alerta a la gran mayoría de inversores.

El pesimismo en torno a la economía es tal que podríamos cortarlo con un cuchillo y ningún dato positivo sirve para animar a ningún inversor, mientras que los datos negativos hacen mella de forma significativa.

La confianza ha desaparecido del todo y recuperarla no va a ser tarea fácil. Sin embargo, de algo podemos estar seguros, y es de que esta crisis no ha sido la primera, y tampoco será la última.

De la misma forma que gradualmente el pesimismo se ha apoderado de mucha gente, poco a poco, cuando nos demos cuenta de que, despacio, la economía sale del bache y los beneficios de las empresas se recuperan, el optimismo volverá a apoderarse de todos y esta crisis se habrá convertido en historia. Historia triste, porque habrá dejado muchas víctimas por el camino, pero historia.

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