La Caixa toma la autopista
El negocio de las concesiones de autopistas se ha colocado en el punto de mira de los más importantes grupos empresariales españoles. Constructoras y entidades financieras tienen en cartera, por ejemplo, optar a la próxima gran privatización que llevará a cabo la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), la de la Empresa Nacional de Autopistas (ENA).
Entre los grupos inversores españoles más activos en este terreno destaca La Caixa, a través de su filial Acesa. La caja de ahorros catalana ha reforzado su posición en el mercado español de las autopistas desde el pasado mes de marzo hasta pasar a controlar el 80% del total. La entidad financiera dio un auténtico golpe de mano para resolver la disputa que mantenía con Aurea, controlada por el Grupo Dragados, por el control de Iberpistas, proponiendo una concentración entre todas.
No obstante, la estrategia de La Caixa no se circunscribe única y exclusivamente al mercado español. De hecho, ha efectuado un par de cruces accionariales en lo que los expertos ya consideran el embrión de la gran empresa de autopistas del sur de Europa. Acesa, entidad que preside Isidre Fainé, controla en torno al 3% de la italiana Autostrade, mientras que ésta posee el 7,2% de la filial de La Caixa. La relación de Acesa con otras empresas concesionarias de autopistas no acaba ahí. Tiene el 10% de la portuguesa Brisa. Y ésta anunció precisamente ayer que ha adquirido el 5,77% de Acesa por 218,5 millones de euros.
Este acuerdo tiene pretensiones más ambiciosas que el cruce de acciones y el intercambio de consejeros. Ambas entidades se han comprometido a acudir juntas a proyectos internacionales de concesión de infraestructuras y a desarrollar un sistema de cobro de peaje integrado.
Brisa es en la actualidad la cuarta empresa por capitalización bursátil portuguesa. Tiene en explotación 1.000 kilómetros de autopistas y está construyendo otros 100. Su modelo de negocio presenta, además, un panorama despejado, puesto que sus concesiones no expiran hasta el año 2032. Al margen de la construcción, mantenimiento y explotación de autopistas, el grupo portugués ha puesto en práctica un sistema denominado Vía Verde. æpermil;ste consiste en un programa electrónico de control de peajes que aplican todos los operadores portugueses y que presta distintos servicios al automovilista, por ejemplo, la asistencia en carretera.
Dentro del objetivo común de acudir a concursos internacionales, Brisa y Acesa han puesto el punto de mira en la empresa pública ENA. Una vez resuelta la privatización de Trasmediterránea, la venta de la empresa de autopistas es la siguiente piedra de toque del equipo que dirige Ignacio Ruiz-Jarabo. Esta privatización ha levantado gran expectación. Muestra de ello es que FCC, Acciona, ACS, Dragados, Ferrovial y OHL ya han dado señales de su interés. Un triunfo de Acesa-Brisa en la pugna por ENA le daría una situación de absoluto privilegio en el mercado español.
La política expansiva de Acesa refuerza la tradicional apuesta de La Caixa por las inversiones industriales. Al margen de sus participaciones en Telefónica, Repsol o Endesa, la caja de ahorros catalana ha decidido entrar de lleno en dos de los negocios que mayores movimientos están teniendo los últimos años, las autopistas y el inmobiliario. El pasado viernes, el grupo que preside Josep Vilarasau anunciaba la agrupación de todas sus empresas inmobiliarias en Servihabitat.
Si se cumplen los pronósticos de los expertos, la ambición de La Caixa en el mercado de las concesiones puede dar como resultado la creación de un gran consorcio de autopistas del sur de Europa. Y si a esa integración sólo económica se suma la utilización de una tecnología común -tal vez usando como base de partida la Vía Verde portuguesa-, se puede llegar a conseguir el ansiado sueño de construir un red de autopistas rentable y comunicada con el menor número posible de interrupciones y, por lo tanto, con mayor comodidad para los usuarios.