Las principales aseguradoras europeas pierden el 50% de su valor en Bolsa
La cuesta abajo que están viviendo las principales aseguradoras parece no tener fin en el segundo semestre del año. A pesar de las mejores perspectivas que se preveían para la segunda mitad del ejercicio, el de las aseguradoras se ha convertido en el segundo peor sector del Euro Stoxx, detrás del tecnológico.
En lo que va de año, el índice ha perdido el 49% de su valor, hundido por los malos presagios en torno a compañías como Swiss Life (que ha perdido un 74% de su capitalización), Skandia (-71,4%), Royal Sun & Alliance (-71,8%), Zurich Financial Services (-66,9%) o Aegon (-63,8%).
Los inversores, y buena parte de los analistas, han retirado su confianza de un sector que, en el último año, no ha hecho sino recibir malas noticias. Cuando no han sido los pagos por indemnizaciones por el 11-S, fueron las inundaciones en Centroeuropa o los daños causados por el amianto (un material usado como aislante en la construcción que ha sido unido a enfermedades respiratorias y cáncer), que puede costar 5.250 millones a las aseguradoras, según cálculos de Credit Suisse First Boston.
A todas estas catástrofes se le une la continua bajada de las cotizaciones bursátiles, lo que ha provocado que se hayan diluido las inversiones en renta variable de las entidades.
Las aseguradoras invierten las primas ingresadas para obtener un beneficio antes de que la siniestralidad se lo quede. El último boom de los mercados hizo que estas inversiones generasen unos excedentes que permitieron a las entidades realizar adquisiciones y ampliar la cartera. Pero la caída de todos los índices a partir de mediados de 2000 ha obligado a las aseguradoras a amortizar la pérdida de valor de las carteras.
Más reservas
Según cálculos aparecidos en la edición europea del diario The Wall Street Journal, del 20% al 30% de las inversiones de las entidades están en renta variable. Esta proporción es menor en EE UU, lo que ha hecho que la cuenta de resultados de las aseguradoras en este país no haya sufrido tanto.
Eso sí, la situación en EE UU ha obligado a numerosas entidades a dotar reservas para cubrir caídas de inversiones en el país, como en el caso de Munich Re, que ha apartado 2.900 millones para su filial americana; o Allianz, que el pasado viernes inyectó 765 millones en su división estadounidense.
Las aseguradoras se han visto en el problema de que el estado de sus finanzas no permite llevar a cabo estas amortizaciones sin poner en peligro su base de capital, lo que les ha llevado a opv para poder asumirlas. Cálculos de expertos recogidos por Bloomberg cifran en al menos 5.000 millones de dólares (5.150 millones de euros) el montante total de estas opv anunciadas en los últimos días por Zurich Financial Services, Royal Sun & Alliance, Legal & General o la principal reaseguradora francesa Scor.
Además, numerosos analistas temen que esta carnicería bursátil afecte a los ratios de solvencia de las aseguradoras, lo cual significaría que sus obligaciones a largo plazo podrían superar sus activos totales.
Esta posibilidad ha hecho que las entidades se estén desprendiendo de negocios que no son centrales en su actividad, como la gestión de activos. A las ventas de activos han recurrido entidades como Allianz, Munich Re, Skandia, Zurich o Generali.
Las amortizaciones por pérdida de valor de las inversiones han tenido, como era de esperar, un efecto muy negativo sobre las cuentas de resultados. Seis de las principales diez entidades han ganado menos, una proporción que pasaría al 80% si descontamos las cuantiosas ganancias que han obtenido Allianz y Munich Re por la venta de títulos que mantenían el uno en el capital del otro.
Pero la peor parte se la ha llevado, por segundo año consecutivo, la tercera aseguradora del continente, Zurich Financial, que perdió 392 millones en 2001 y 2.070 hasta junio de este año, lo que ha provocado 4.500 despidos, entre ellos la destitución de su presidente, Rolf Hueppi.
Despedidos cinco máximos responsables
El mal momento de las entidades también se ha cebado sobre los máximos responsables de las compañías. Durante lo que va de ejercicio, cinco presidentes o consejeros delegados han sido apartados de sus cargos o se han visto obligados a dimitir.
Los últimos casos, el de Gianfranco Gutty al frente de la italiana Generali y el de Bob Mendelsohn en la dirección ejecutiva de Royal Sun & Alliance. En febrero, el primer ejecutivo de Swiss Life, Manfred Zöbl, tuvo que abandonar su cargo después de que se conociese que la mayor aseguradora del ramo de vida de Suiza había perdido un 89% del beneficio neto durante 2001.
La entidad se resintió de la política expansiva emprendida por Zöbl, para lo que se gastó 34.000 millones desde mediados de los noventa y que le llevó a ampliar posiciones en España, país en el que lleva desde 1975.
Una semana después se vería obligado a dimitir su homólogo en Zurich Financial Services, Rolf Hueppi, quien llevaba 29 años en la entidad y 11 como máximo directivo. Las pérdidas de beneficio y valor en Bolsa, las causas. A su sucesor, James Schiro, no le han ido mejor las cosas después de comunicar pérdidas exorbitantes en junio y recortar considerablemente la plantilla.
En el Reino Unido, la crisis del fabricante de equipos de telecomunicaciones Marconi acabó con el puesto de Roger Hurn, presidente hasta abril de Prudential. Hurn había sido también presidente de Marconi, puesto que dejó en 2000 para presidir la aseguradora. Esta relación fue la que le echó del cargo. Los dos últimos episodios, por el momento, se representaron el pasado jueves. Los consejos de Generali y de Royal Sun & Alliance lograron las dimisiones de Gutty y Mendelsohn, su consejero delegado. El mal estado de las finanzas en ambos casos, y el enfrentamiento con el accionista principal, Mediobanca, en el de Generali actuaron como desencadenantes.