El PIB de la zona euro creció el último trimestre la mitad de lo previsto
Los datos de Eurostat, la oficina de estadísticas europea, sobre el crecimiento de la zona euro tiñeron ayer de pesimismo la reunión informal en Copenhague de los ministros de Economía de la UE.
La constatación de que la economía no recupera fuelle tras el batacazo del último trimestre de 2001 (cuando se registró una caída del PIB del 0,3% en la zona euro) se vio confirmada por el dato del segundo trimestre de este año, en el que el PIB de la zona euro creció sólo un 0,3% (un 0,4% en toda la UE) en relación con el trimestre anterior, y un 0,6% (0,7% en la UE) en relación con el segundo trimestre de 2001.
Estos datos llevaron a la Comisión Europea a reconocer que revisará a la baja la previsión comunitaria de crecimiento para la segunda mitad de este año. El departamento que dirige el comisario Pedro Solbes calcula que el PIB de la zona euro crecerá entre el 0,3% y el 0,6% en los dos próximos trimestres. 'Es improbable que crezcamos por encima del 1% de media en todo el año', reconoció el propio Solbes, con lo que se pone en riesgo la previsión inicial de 1,4%. El dato supone una reducción de al menos tres décimas en la horquilla prevista hace sólo un mes por el mismo departamento. La nueva previsión se basa, entre otras variables, en la venta de coches en la zona euro, el consumo privado y la construcción. La recuperación de la economía este año, según había indicado la Comisión el pasado mes de abril, debía basarse 'en un 80%' en el tirón del consumo privado.
Solbes prefirió aferrarse a la esperanza de una tardía aceleración de la actividad, siquiera a finales de este año. 'La aceleración se ha retrasado, pero la recuperación está en marcha aunque necesita más tiempo', señaló.
'La recuperación es más lenta de lo previsto', corroboró el ministro español de Economía, Rodrigo Rato, que a la entrada del encuentro diagnosticaba las causas del prolongado tropiezo. 'La crisis de confianza en las Bolsas estadounidenses es lo que está lastrando a la economía europea'. Rato aprovechó también para atacar a los países europeos que, a su juicio, 'no han seguido el ritmo adecuado de reformas estructurales' que necesita el Viejo Continente. El ministro austriaco, Karl-Heinz Grasser, compartía ese veredicto y se mostraba dispuesto a exigir a sus homólogos 'plazos concretos y precisos' para acometer reformas tan importantes como la del mercado de trabajo o los sistemas de pensiones.
'Hacen falta inversiones para que el crecimiento se recupere y el capital se atrae mediante reformas estructurales', afirmó el ministro austriaco. Los datos de Eurostat reflejan, en efecto, una caída de la inversión, por sexto trimestre consecutivo, del 0,8%. El presidente de turno del Eurogrupo, el griego Nikolaos Christodoulakis, reconoció que el deterioro de la situación se cobrará también los objetivos de déficit público en varios países'. Otras incertidumbres también están pesando. Desde el Banco Central Europeo, el economista jefe, Otmar Issing, admitió ayer que la actual debilidad de las Bolsas internacionales reducirá a corto plazo la actividad económica mundial y, por ende, la comunitaria.
Por otro lado, los ministros analizaron el impacto de las últimas riadas en las finanzas de Alemania y Austria. Solbes admitió que las pérdidas por las inundaciones pueden afectar a sus objetivos presupuestarios. El Ecofín dio curso también al procedimiento contra Portugal, por haber alcanzado en 2001 un déficit del 4,1%.
El Bundesbank defiende el Pacto de Estabilidad
El debate sobre el Pacto de Estabilidad se trasladó ayer hasta el Bundesbank (Buba). El banco central alemán reclamó a los Gobiernos europeos que no intenten flexibilizar las normas presupuestarias que rigen para los países de la zona euro.
'Toda tentativa de suavizar el pacto sería contraproducente y debería ser combatida', señaló el vicepresidente del Buba, Jürgen Stark, quien salió al paso de algunos Gobiernos europeos que, ante la ralentizacón de la recuperación económica, son partidarios de modificar el Pacto de Estabilidad, que limita al 3% del PIB el déficit público permitido.
Aunque Stark se mostró optimista sobre la recuperación de la economía mundial, reconoció que el 'vigor de la recuperación' en la zona euro estaba siendo 'decepcionante'. El dirigente del Bundesbank señaló que la economía alemana se encuentra en un estado 'próximo al letargo' por la debilidad del consumo y de los mercados bursátiles, y por la recesión de la construcción.