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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El consumo desfallece

La economía española siguió creciendo el segundo trimestre un 2% en tasa interanual, y los responsables del Instituto Nacional de Estadística advierten que la desaceleración podría haber tocado fondo. Pero hay nuevas señales de alarma que se suman a las que ya arrastraba la Contabilidad Nacional. El patrón de crecimiento desarrollado en los dos últimos años ha empezado a perder fuelle precisamente por la variable que con mayor solidez sostenía la actividad económica. El consumo privado ha registrado un recorte en su crecimiento en el segundo trimestre del año, que resultaría muy preocupante si representase un cambio de tendencia. Especialmente porque se produce cuando no hay una alternativa clara para sostener el PIB en tasas notablemente más elevadas que las exiguas cifras registradas en el resto de la UE, excepción hecha de Irlanda.

El consumo de los hogares ha pasado en sólo un trimestre de crecer un 2,2% interanual a avanzar el 1,7%, y a aportar al crecimiento de la economía sólo un 1,6%, frente al 2,2% anterior. La alimentación y los bienes de uso duradero parecen haber sido los responsables de esta contracción en las compras de los hogares. De mantenerse esta evolución, se producirá un lastre en esa especie de limbo mágico en que está la economía española cuando se la compara con la del resto de la UE.

El Gobierno camufla la realidad con un viraje en la doctrina: las familias están recomponiendo sus tasas de ahorro. Tal recomposición está sucediendo de hecho porque tanto el empleo como las rentas salariales siguen creciendo. Pero para ello las familias han cambiado la lectura de la situación, y las expectativas, hasta ahora muy optimistas, parecen empezar a sufrir de mal de altura. El efecto pobreza generado por los recortes de los precios de las acciones en la Bolsa y la falta de señales consistentes en la economía exterior explican este giro hacia la precaución.

La afirmación oficial de que la desaceleración ha tocado fondo se antoja discutible. Las grandes variables que movilizan la actividad económica no parecen tomar el relevo del consumo. La inversión, aunque con un repunte limitadísimo, sigue bajo mínimos, y permanece además peligrosamente concentrada en la construcción, con lo que supone de mayor detracción de renta de consumo para el futuro. El sector exterior, pese a haber pasado de restar 0,2 puntos al crecimiento en el primer trimestre a aportar 0,4 en el segundo, no puede considerarse recuperado. La aportación positiva se ha producido sobre todo por la reducción notable de las importaciones, no por una recuperación de las ventas, que siguen cayendo.

El Ejecutivo mantiene la previsión del 2,2% de crecimiento para este año. Cada vez parece un objetivo más difícil de conseguir. El precio del petróleo puede dispararse si se desata un conflicto bélico en Irak, y en Alemania -principal economía europea y primer cliente de España-, los empresarios muestran escasa confianza en que las cosas vayan a mejorar en el segundo semestre.

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