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Tokio

La quiebra de compañías japonesas aumenta un 15,8% en julio

En julio quebraron 1.814 empresas japonesas, que dejaron un pasivo de 1,2 billones de yenes (unos 10.129 millones de euros), lo que representa un incremento interanual del 61,1%, y del 15,8% respecto al mes anterior, según el instituto privado de estadística Teikoku Data Bank

Las bancarrotas corporativas son la primera fuente de impagados que acumula desde la década pasada la banca comercial nipona y a los que se atribuye el inicio de un ciclo negativo que ralentiza la economía en su conjunto. El denominador común de las bancarrotas de julio es la recesión, con factores como el descenso de ventas y exportaciones, además de la dificultad en cobrar su facturación.

El número de empresas cotizadas en bolsa que se han declarado en bancarrota en lo que va de año asciende a 24, un nivel sin precedentes desde el máximo de 14 registrado el año pasado. Las autoridades financieras instan a los bancos a acelerar la liquidación de créditos impagados cuyo volumen, según el propio Gobierno, tardará aún dos años en remitir.

Los créditos incobrables subieron en el ejercicio 2001 a 43,21 billones de yenes (unos 363.600 millones de euros), frente a los 33,63 billones (282.800 millones de euros) del año anterior, y el volumen no se normalizará hasta el 2004, según las autoridades bancarias locales.

El incremento se atribuye a las cada vez más estrictas inspecciones de las autoridades financieras, que obligan a liquidar más créditos incobrables de los que las entidades prevén.

La recesión ha restado un 8,5% al índice selectivo Nikkei de la bolsa de Tokio en lo que va del año y si se compara con el inicio de la década pasada, cuando terminó el período de especulación inmobiliaria conocido como la burbuja económica, el descenso es del 58%.

Los bancos japoneses poseen altos volúmenes de acciones en sus empresas clientes, la mayoría en sectores afectados por la depreciación bursátil como la construcción, las inmobiliarias, los mayoristas y los minoristas y las empresas financieras no bancarias.

Pese al escepticismo de muchos analistas, las autoridades financieras aseguran que el coeficiente de solvencia de los bancos japoneses promedia un 10%, por encima del 8% exigido por la banca mundial para las entidades que operan a nivel internacional. Según el Gobierno, la solvencia de los bancos demuestra que no hay necesidad de auxiliar con fondos públicos a la banca, un sector que debe su supervivencia a los millonarios auxilios estatales inyectados a finales del siglo pasado.

Fue precisamente el dinero público el que obligó a crear mecanismos más estrictos de vigilancia de la gestión bancaria como las inspecciones de la Agencia de Servicios Financieros que presionan a los bancos a hacer más rigurosa su clasificación de deudas, en especial las de grandes firmas sumidas en crisis prolongadas.

El ciclo de reducción crediticia y quiebras empresariales repercute en la tasa de desempleo, que superó el 5% el año pasado y que aún no da señales de mejorar. Las medidas oficiales, que por su lentitud dejaron ya de figurar en los análisis económicos como factor de negociación, han sido reemplazadas por la incertidumbre ante la economía de Estados Unidos, el principal comprador de las exportaciones niponas y que, como en otras ocasiones, determinará el futuro inmediato de la segunda economía del mundo.

Cae la producción industrial

 

La producción industrial en Japón bajó en junio un 0,2% respecto al mes anterior, según una cifra revisada dada a conocer hoy por el ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI). La caída, que pone fin a cuatro meses seguidos de ascenso, fue revisada debido a que la cifra inicial, que describía un descenso del 0,7%, no incluyó la producción farmacéutica.

El indicador, que reúne la producción de las minas y fábricas del país, se situó en 96,6 puntos, sobre la base de 100 fijada en 1995.

La mejora se debió en parte al alza de la producción que se registró entre los dos trimestres de enero a junio, ocasionada por la demanda en los mercados extranjeros, en especial en Estados Unidos, y la debilidad del yen frente al dólar, que refuerza los beneficios de los exportadores locales.

Aunque el Gobierno prevé un repunte de la producción industrial en los próximos meses, algunos expertos advierten que la actual inestabilidad de la economía estadounidense amenaza con poner fin a los factores que benefician las manufacturas niponas.

 

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