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El FMI acude al rescate

En un intento de atajar la crisis antes de que se extienda, el Fondo Monetario Internacional ha aprobado esta semana una nueva ayuda para Brasil y Uruguay, mientras sigue negociando un posible acuerdo con Argentina

Argentina, Brasil y Uruguay no sólo comparten fronteras. Los tres países sufren una grave crisis económica que corre el riesgo de extenderse al resto del Cono Sur. Consciente del peligro de que esto suceda, EE UU ha decidido dar un giro a su estrategia, que se ha plasmado con la visita esta semana de su secretario del Tesoro, Paul O'Neill, a los tres países. La gira de O'Neill se ha saldado con el compromiso del Fondo Monetario Internacional para conceder un acuerdo a Brasil por valor de 30.000 millones de dólares, 10.000 millones más de lo que se estimaba. Uruguay, por su parte, ha recibido un crédito urgente del organismo, por valor de 800 millones de dólares, y otro de 300 millones de manos del Banco Mundial, cantidad que se corresponde con el crédito puente concedido por EE UU esta semana. Argentina, entretanto, sigue negociando las ayudas del FMI. El acuerdo podría llegar en septiembre. EE UU se ha decidido así a involucrarse en los problemas de sus vecinos y socios comerciales del sur, que le habían acusado de dejarles de lado para centrarse exclusivamente en su cruzada contra el terrorismo internacional tras los atentados del 11-S.

El anuncio del acuerdo del FMI con el Gobierno brasileño ha permitido calmar los ánimos de los inversores. El riesgo-país, que alcanzó máximos el 30 de julio, en 2.390 puntos básicos, ha caído en picado en las últimas jornadas hasta la zona de los 1.700 puntos. La desconfianza, en cualquier caso, campa a sus anchas por la región, lo que ha provocado en los últimos meses la salida masiva de capitales y la devaluación de las monedas locales frente al dólar. El peso argentino se ha depreciado un 75% desde enero, el real brasileño, un 29%, y el peso uruguayo, un 46%, desde que el Gobierno optara por la libre flotación de la moneda en junio.

El acuerdo alcanzado entre Brasil y el FMI parece haber surtido efecto. El pasado jueves, la Bolsa española se anotó una subida del 5% y ha cerrado la semana con una alza acumulada del 4,68%. Telefónica, Repsol, BBVA y SCH registraron subidas del 6,55%, del 4,34%, del 6,3% y del 9,03%, respectivamente. América Latina está penalizando en los últimos meses a la Bolsa española, donde las compañías de mayor tamaño están sufriendo con especial virulencia la devaluación de las divisas. El Ibex 35 pierde a estas alturas del año un 23,78% como consecuencia del empeoramiento de las economías latinoamericanas. No en vano, las compañías españolas han invertido en torno a 35.000 millones de dólares en Iberoamérica (unos 36.000 millones de euros), y muchas de ellas, como SCH, BBVA, Endesa, Repsol o Telefónica han tenido que rebajar sus perspectivas para 2002. Otro desencadenante de esta caída han sido los escándalos contables de EE UU, que han sacudido la confianza de los inversores.

Gran parte de la deuda de Brasil depende de su moneda. Un 52% está ligado a un tipo de cambio flotante y un 28% está denominado en dólaresGran parte de la deuda de Brasil depende de su moneda. Un 52% está ligado a un tipo de cambio flotante y un 28% está denominado en dólares

La situación de Brasil dista mucho de ser boyante. El producto interior bruto de Brasil se ha contraído un 0,7% en el primer trimestre de 2002, tras registrar una ralentización del crecimiento del 4,4% al 1,1% en 2001, derivada de una profunda crisis energética y de los problemas estructurales del país. 'Este deterioro en la economía proviene de la crisis energética producto de la fuerte sequía y de una serie de shocks externos, lo que indica que la vulnerabilidad externa y la lentitud de las inversiones básicas siguen condicionando notablemente su crecimiento', señala la Cepal, la agencia de las Naciones Unidas para América latina y el Caribe. 'Asimismo, los problemas de financiamiento externo y el mantenimiento de una política económica restrictiva han contribuido a restringir el crecimiento de la economía, ya que han afectado especialmente a la inversión'. La Cepal estima una contracción media del 0,8% del PIB latinoamericano para todo 2002.

Contagio de Argentina

El FMI llegó a felicitarse en su momento por la falta de contagio de la crisis argentina al resto de la región. Los hechos más recientes indican lo contrario. Las exportaciones de Brasil hacia Argentina han sufrido un descenso del 70% en los últimos meses, y el turismo argentino ha caído consecuentemente con las precarias condiciones en que se ha visto sumida la población argentina.

La inestabilidad reciente de Brasil comparte una situación económica debilitada por la menor llegada de capitales extranjeros, que son los que apuntalan el crecimiento, con la incertidumbre política que se deriva de las elecciones generales de octubre. El hecho de que Luiz Inácio Lula da Silva, candidato del Partido de los Trabajadores, figure en las encuestas como favorito a la presidencia del país en las elecciones de octubre ha transmitido zozobra a determinados medios financieros y económicos internacionales.

Las encuestas dan como ganador a este político escorado hacia la izquierda, que en anteriores comicios fue muy crítico con el FMI y llegó a plantear una renegociación de la deuda externa. Esta posibilidad ha disparado el riesgo-país desde un mínimo de 698 puntos básicos en marzo hasta unos máximos de 2.390 puntos el 30 de julio. El riesgo-país mide el diferencial entre los bonos locales y los bonos de EE UU.

'En nuestra opinión, Lula ganará las elecciones', sostienen en Ibersecurities. 'No obstante, la visión histórica que tiene el mercado de Lula no es totalmente acertada. Ha moderado considerablemente su discurso, su equipo económico es pragmático y seguirá la línea económica reformista impuesta por Fernando Henrique Cardoso'. El índice Bovespa de Brasil, sin embargo, refleja el temor de los inversores. La caída desde enero es del 26,45%, pero se duplica si se toma en cuenta la depreciación del real frente al euro. La devaluación del real brasileño ha hecho peligrar el pago de la deuda del país, de unos 300.000 millones de dólares. La deuda brasileña tiene la peculiaridad de estar emitida a muy corto plazo (hay un vencimiento en el primer trimestre de 2003). Un 52% de las emisiones está indexada a un tipo de cambio flotante y un 28% está denominada en dólares.

El viaje de Paul O'Neill prosigue por Argentina, donde después de meses de conversaciones, el FMI aún no ha aprobado la ayuda que necesita el país. Argentina se encuentra inmersa en la mayor crisis de su historia. Una crisis que dura ya cuatro años, pero que se agudizó a finales del año pasado. En 2001 la economía argentina registró una contracción del PIB del 11%, y se teme que este año alcance el 10%. Esta situación forzó a finales de 2001 la ruptura del cambio fijo entre el peso y el dólar, en vigor desde hacía una década, hasta provocar una devaluación de la divisa argentina superior al 70% y un acusado aumento de la inflación. La desconfianza provocó una salida masiva de capitales y un aumento del riesgo-país cercano a los 3.000 puntos básicos, hasta situarse a la altura de Nigeria. En diciembre de 2001, el Gobierno declaró la suspensión de pagos por valor de 95.000 millones de dólares. La retirada de capitales y la cancelación de depósitos por parte de la población provocó el cierre de bancos durante semanas y la implantación del denominado corralito, que impide que los argentinos saquen sus ahorros de los bancos.

El FMI se lo ha puesto difícil a Argentina, que pide un nuevo crédito de 18.000 millones de dólares para evitar caer otra vez en el impago de la deuda. Entre tanto, el Merval, el índice de la Bolsa bonaerense, gana en el año un 27,13%. No obstante, si se toma en cuenta la depreciación que ha sufrido el peso frente al euro, acumula una caída del 70%.

El contagio de Argentina ha sido especialmente fuerte en Uruguay, que esta semana ha recibido una ayuda urgente del FMI y del Banco Mundial. La semana pasada el Gobierno uruguayo decretó el cierre temporal de los bancos para evitar la fuga de depósitos, sobre todo aquéllos pertenecientes a ciudadanos argentinos. El descenso de las reservas del país ha aumentado el riesgo de un impago de su deuda, valorada en 6.600 millones de dólares. Su divisa también ha sufrido una fuerte depreciación frente al dólar. Después de cuatro años de recesión, este agravamiento ha venido de la mano de Argentina, país al que destina el 18% de sus exportaciones y del que recibe la mitad de sus ingresos en concepto de turismo.

El talón de Aquiles del Ibex 35

 

 

Las cuentas de resultados de las mayores compañías españolas han ido aumentando su dependencia de Latinoamérica a medida que las inversiones han ido creciendo en la región. Tanto es así, que en los últimos meses la trayectoria del Ibex 35 corre pareja a la del real brasileño, debido sobre todo a la elevada exposición al país del Grupo Santander y de Telefónica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La exposición a América Latina ha sido determinante en los resultados del primer semestre de los grandes del Ibex 35. Telefónica, Repsol, BBVA, SCH y Endesa han sufrido crecimientos del beneficio ordinario por debajo de lo estimado, y se han visto obligados a rebajar sus perspectivas para todo el año.

 

 

 

 

 

 

 

El Grupo Telefónica ha registrado en el primer semestre unas pérdidas de 5.574,2 millones de euros, atribuibles, en su mayor parte, a las provisiones derivadas del saneamiento de activos de telefonía móvil. Pero el grupo ha sufrido también el impacto de la devaluación, principalmente del peso argentino. Argentina aporta en torno al 4% al beneficio de explotación consolidado del grupo. En el primer semestre, Telefónica obtuvo un beneficio en Argentina de 233,1 millones de euros, un 67,7% menos que en el mismo periodo del año anterior. La caída es tan sólo del 12,7% si no se tiene en cuenta la depreciación del peso, del 63% entre enero y junio.

 

 

 

 

 

 

 

La evolución en Brasil para la operadora es similar. El país aporta un 23% del beneficio de explotación del grupo. En el primer semestre, Telefónica obtuvo en Brasil un beneficio de explotación de 1.373 millones de euros, un 0,9% más que el año anterior, contando con la depreciación del real, y un 14,5% más sin tenerla en cuenta.

 

 

 

 

 

 

 

Los resultados del grupo Santander se han visto también muy penalizados por la crisis del Cono Sur americano. El grupo ha registrado unos beneficios de 1.196,6 millones de euros, frente a los 1.381 millones del año anterior, es decir, que sus beneficios han crecido un 13,4% menos. El grupo ha ganado en la región 801,2 millones de euros, un 0,89% menos, frente a unas estimaciones que apuntaban a un crecimiento del beneficio del 10%. Esta situación ha obligado al banco a rebajar un 10% sus estimaciones para todo el año. La acción del Santander, ante la inestabilidad reinante, acumula una caída desde enero del 29,33%, si bien ha logrado esta semana una revalorización del 7,25%, tras el anuncio del acuerdo de Brasil con el FMI.

 

 

 

 

 

 

 

El BBVA tampoco ha salido bien parado de su aventura americana. Si bien su exposición a Brasil es testimonial, en torno al 1,5%, el peso que tiene en Argentina sí ha lastrado los resultados del grupo. Los beneficios atribuidos en el primer semestre alcanzan los 1.166 millones de euros, un 8,9% menos que los del primer semestre de 2001. El grupo se ha visto obligado, al igual que su competidor, a rebajar 450 millones de euros sus perspectivas para todo el ejercicio. El BBVA ha tenido que provisionar 117 millones de euros por la reclasificación al alza del riesgo-país argentino, a lo que se suman 46 millones por sus compromisos con la gestora argentina Corpbanca, y 151 millones derivados de la devaluación del peso. Un tercio de las pérdidas de BBVA proceden de América Latina. La acción cede un 30,07% en el año, si bien esta semana se ha anotado un alza del 7,52%.

 

 

 

 

 

 

 

Una de las compañías más afectadas por la crisis ha sido Repsol. La petrolera tiene la mitad de sus activos en Argentina, a raíz de la compra de YPF, con lo que ha sufrido con especial virulencia la devaluación del peso. A lo largo del primer semestre la compañía se ha visto obligada a realizar provisiones por más de 1.500 millones de euros. Desde que se iniciara la crisis, ha realizado ajustes en el balance por valor de 2.615 millones. No en vano, la contribución de Argentina a los ingresos operativos del grupo ha sido de 330 millones de euros, de un total de 844 millones, es decir, más de un tercio. Las plusvalías obtenidas por la venta de participaciones en su cartera, como las de Gas Natural, han permitido, sin embargo, que el grupo petrolero obtenga un aumento de beneficios del 4,6%, hasta los 1.302 millones de euros, y una reducción de la deuda neta del 46%. Repsol acumula un descenso bursátil del 19,41% en el año, también debido a la caída de los precios del petróleo.

 

 

 

 

 

 

 

Como Repsol, Endesa ha logrado salvar sus resultados gracias a los extraordinarios derivados de la venta de Viesgo, que le ha reportado 930 millones de euros netos. El beneficio ordinario, sin embargo ha sido un 96,9% menor al registrado en el mismo periodo del año pasado.

 

 

 

 

 

 

 

En América Latina, la eléctrica ha logrado un beneficio de explotación en el sector de generación de 331 millones de euros, un 9,6% más que el año pasado. Esta cifra es de un 16,4% sin contar Argentina. En el apartado de distribución, el beneficio de explotación ha crecido un 7,2%, pero hubiera sido del 39,2% sin la crisis. La región aporta un 45% al beneficio bruto de la compañía, donde un 4% corresponde a Argentina y un 15% a Brasil. Endesa pierde un 28,34% en 2002.

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