Worldcom reconoce otro agujero de 3.400 millones en sus cuentas
Nadie da más de un centavo de dólar por una acción de Worldcom. Y no es precisamente por el estallido de la burbuja de los valores tecnológicos. La operadora, que desde el 27 de julio afronta una querella en los tribunales del regulador de la Bolsa de Estados Unidos (SEC), reconoció ayer un nuevo fraude en sus cuentas tras una segunda revisión de los libros.
Los auditores de la firma KPMG han revelado que, además del agujero de 3.880 millones de dólares (unos 4.000 millones de euros) que se detectó en un principio, hay nuevas partidas inscritas malintencionadamente como ganancias desde 1999 por valor de 3.300 millones de dólares (alrededor de 3.400 millones de euros).
Todo indica, por ejemplo, que se han registrado como ingresos operativos ciertas cantidades procedentes de fondos de reserva para inversiones, que las compañías suelen contabilizar en una tesorería aparte para cubrir posibles contingencias o imprevistos. La auditoría interna que ha descubierto este nuevo fraude ha examinado las cuentas de la compañía de los últimos tres años y del primer trimestre de 2002.
Desde el pasado 11 de marzo, fecha en la que la SEC inició su investigación sobre los estados financieros de la compañía que todavía acapara el mayor tráfico en Internet, la cotización de las acciones de Worldcom se ha precipitado al vacío y han perdido hasta un 99% de su valor en lo que va de año.
El 25 de junio cayó definitivamente en desgracia, al anunciar la SEC que emprendería acciones judiciales contra la operadora por haber transferido gastos por valor de 3.380 millones de dólares al capítulo de inversiones de capital.
El regulador del mercado de valores le acusó de ocultar mediante esta maniobra pérdidas por valor de 1.220 millones de dólares.
Como resultados: la dimisión del consejero delegado, Bernard Ebbers, al que sustituye el hasta entonces vicepresidente, John Sidgmore, y los despidos del director financiero, Scott Sulivan, y de 20.700 empleados, cuyas nóminas la compañía ya no puede aguantar. El pasado 1 de agosto, el FBI detuvo en Nueva York a Sullivan y al máximo responsable de la contabilidad, David Myers.
Sobre la pequeña telefónica de Misisipí que absorbió más de 70 empresas en 15 años (entre ellas, MCI, en 1998) pesa también la denuncia de un grupo de 25 bancos que aseguran que la empresa debe 2.500 millones de dólares.
Provisiones multimillonarias para sobrevivir
Worldcom explicó ayer que, cuando los auditores terminen de examinar las cuentas de la compañía, es muy probable que deba dar por perdidos 50.600 millones de dólares (unos 52.100 millones de euros), debido a la devaluación del valor contable de empresas adquiridas en los últimos años.
El segundo operador de telefonía de larga distancia de Estados Unidos sigue funcionando bajo la vigilancia del juez de quiebras desde que el pasado 21 de julio presentara la mayor suspensión de pagos de la historia. Pero los expertos consideran que la compañía podría no salir intacta tras completar los trámites. David Green, especialista en quiebras mercantiles del bufete Salomon Green & Ostrow, explicó a Bloomberg que, 'a medida que se evapora toda confianza en la compañía, la idea de liquidar todos sus activos se impone con más fuerza como la mejor forma de reestructurar la empresa'.
Sin embargo, la compañía insiste en su idea de reflotar la empresa. Al día siguiente de presentar la suspensión de pagos, el nuevo consejero delegado de Worldcom, John Sidgmore, afirmó que se daba un plazo de nueve meses para sacar adelante la empresa. El grupo arrastra una deuda de 30.000 millones de euros y unos activos de 107.000 millones.