Terra vuelve a fallar
Los resultados decepcionan a los analistas al quedarse por debajo de las previsiones de la empresa y causan numerosas rebajas de valoración
Los resultados del primer semestre de Terra no han convencido a los analistas. Desde que la compañía presentara sus cuentas, el pasado 24 de julio, han sido numerosos los informes que han publicado los analistas, como numerosas las rebajas de las recomendaciones y de los precios objetivos. Las opiniones coinciden: la compañía ha logrado reducir sus márgenes de pérdidas de Ebitda (resultado bruto de explotación), pero la situación del mercado publicitario estadounidense, la incertidumbre en el mercado brasileño y el estancamiento del negocio de acceso a Internet de pago en España hacen poco aconsejable, de momento, apostar por el valor. 'Creemos que Terra necesita que el mercado publicitario comience a crecer de nuevo (especialmente en Estados Unidos), así como un cambio regulatorio que permita reducir costes o bien que Terra eleve sus precios, antes de que el Ebitda entre en positivo', apuntan los analistas de Credit Suisse First Boston. El banco de inversión recomienda mantener las acciones, con un precio objetivo en los cinco euros, un 17,89% por debajo de los niveles actuales.
Los resultados de Terra del segundo trimestre se han visto afectados con fuerza por la depreciación del dólar y de las divisas latinoamericanas con respecto al euro. La compañía ha registrado unos ingresos de 161,7 millones de euros, que hubieran sido de 174 millones de no ser por el efecto cambiario. No en vano, un 79% de los ingresos de la compañía no proceden de la zona euro. Los analistas hacen hincapié en que los ingresos se han situado por debajo de las perspectivas que manejaba la compañía (de 170 a 180 millones de euros), aunque valoran, eso sí, la progresiva reducción de los costes, lo que ha permitido reducir sus pérdidas brutas de explotación hasta los 32 millones de euros, cifra menor a la esperada.
Lejos aún de entrar en beneficio
En el folleto de la fusión con Lycos de octubre de 2000, Terra decía que tenía 'previsto alcanzar un resultado antes de amortizaciones, gastos financieros e impuestos (Ebitda) positivos a partir del cuarto trimestre del año 2001, y un resultado después de impuestos positivo para el año 2002'. Desde entonces, Terra ha batido récords de incumplimiento de sus previsiones. En mayo de 2001, tras no alcanzar los ingresos esperados para el primer trimestre, Terra rebajó en casi un tercio el objetivo del año -que luego también incumplió- y retrasó el equilibrio financiero operativo para el segundo trimestre de este año. El segundo trimestre se convirtió luego en segundo semestre. A comienzos de año, cuando presentó sus resultados de 2001, la compañía se fijó un objetivo de ingresos entre 720 y 780 millones de euros para todo el ejercicio y anunció que, en caso de situarse en la parte alta de la horquilla, podría lograr Ebitda positivo a finales de año. Los últimos resultados, sin embargo, parecen echar por tierra esta posibilidad, pues la compañía, la semana pasada, rebajó esa horquilla hasta situarla entre los 670 y los 730 millones de euros. 'Consideramos improbable que Terra alcance el beneficio de explotación este año', apuntan en BNP Paribas. 'Preferimos que el Ebitda positivo venga de la mano de un fuerte crecimiento', añaden, en referencia a los planes de Terra de alcanzarlo reduciendo costes. Del beneficio neto, mejor ni hablar: la previsión se sitúa ahora en 2005.
'Hemos rebajado nuestra recomendación para Terra hasta peor que el mercado, tras conocer los resultados', aseguran los analistas de Goldman Sachs. 'La razón principal es que somos escépticos con el futuro del negocio de acceso a Internet, dado que ha sufrido un descenso de suscriptores del 7% en el trimestre, en un mercado que debería estar ayudando al crecimiento y que la competencia tiene visos de empezar a crecer'. Las casas de análisis, en términos generales, coinciden en este último aspecto, que afecta principalmente al negocio en América Latina y España, y que supone un 40% de los ingresos totales. 'Desarrollar el negocio de suscripciones es ciertamente una buena estrategia, pero el impacto positivo sobre las cuentas es insuficiente para cambiar nuestra recomendación', señalan en HSBC.
Los analistas de este banco de inversión recomiendan reducir en cartera acciones de Terra, con un precio objetivo en los 5,5 euros.
Los bancos de inversión temen, además, que el negocio en España se vea afectado por un aumento de la competencia, debido al anuncio de fusión entre Wanadoo y Eresmas. Al mismo tiempo, la compañía está sufriendo la competencia dentro de casa. Telefónica, con un 36,57% del capital de Terra, ha iniciado una agresiva campaña de captación de clientes para sus líneas ADSL, un negocio clave para ambas.
Mientras, la compañía ha consumido 700 millones de caja en un año. La caja por acción (entre 3 y 3,5 euros, según el número de títulos que se dé por bueno) es una referencia, pues determina una especie de valor mínimo, un suelo para la cotización. El problema reside en que, si Terra sigue consumiendo caja, ese suelo estará cada vez más abajo.
La falsa ruptura del falso compromiso de Bertelsmann
Bertelsmann fue la tercera pata de la fusión de Terra y Lycos al anunciar que pondría sobre la mesa 'hasta' 1.000 millones de dólares en cinco años como cliente. Curiosamente, el mercado ha castigado una ruptura del acuerdo que no es tal. En realidad, Bertelsmann se comprometía a adquirir productos y servicios por 325 millones de dólares en los dos años posteriores a la fusión. 'Durante el tercero, cuarto y quinto año desde la fecha en que sea efectiva la integración de Terra y Lycos, Bertelsmann adquirirá productos y servicios por valor de hasta 675 millones de dólares, habiéndose comprometido Telefónica a comprar durante ese periodo, si fuera necesario, la parte de esos productos y servicios que Bertelsmann no adquiriese, hasta la cifra de 675 millones de dólares', según el folleto de la fusión. Es decir, Bertelsmann no asumía para esos tres años compromiso alguno y no se puede romper un compromiso no adquirido.