Bush asegura que no permitirá que los escándalos minen la reactivación
En un intento de recuperar la confianza de los inversores tras la avalancha de escándalos corporativos, el presidente de EE UU, George Bush, auguró ayer 'tiempos duros' para los estafadores empresariales con la nueva ley que reforma el gobierno de las empresas.
En el acto de firma de la misma, el presidente prometió que 'no habrá más dinero fácil para los criminales empresariales' y señaló que 'si tras el 11 de septiembre no permitimos que el miedo afectará a la economía, ahora tampoco permitiremos que el fraude la hunda'. 'Engañar a un inversor para que asuma un riesgo es un robo con otro nombre', sentenció.
El Gobierno ha dado gran relevancia pública a la firma de la ley por parte del presidente, justo un día después de que una encuesta de Gallup para la CNN y USA Today revelara una caída de la aprobación a la gestión económica de Bush y una impresión creciente de que la actual Administración prioriza a las grandes empresas sobre los ciudadanos de a pie.
'No habrá diferente tratamiento ético para las empresas americanas de los estándares que se aplican para el resto de los ciudadanos', dijo Bush.
Desde la Casa Blanca se defiende a diario la solidez de los fundamentos económicos y de la confianza en el futuro y Bush volvió ayer a insistir en ese mensaje.
'Los fundamentos de nuestra economía son sólidos; están aumentando las ventas de automóviles y nuevas viviendas, desde abril las peticiones de desempleo se han reducido, la inflación es baja, la productividad está aumentando y el crecimiento continúa'.
Sin embargo, el Gobierno no tuvo ayer más remedio que reconocer que 'hay señales preocupantes' ante la dramática caída de la confianza de los consumidores.
'No hay dudas de que hay algunos signos de preocupación, como la confianza de los consumidores', aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer. A su juicio, estos datos siguen la estela de la caída de las Bolsas y, por tanto, mejorarán en cuanto cambie la tendencia de los mercados. Fleischer insistió en que Bush quiere acelerar la aprobación de leyes que refuercen la economía y, entre ellas, citó la intención de Bush de que el Congreso haga permanentes las rebajas fiscales de 2001.