Retribuciones bajo sospecha
Las opciones sobre acciones siguen siendo cuestionadas, sobre todo cuando ejecutivos en EE UU han manipulado las cuentas para conseguir suculentos pellizcos
Ni los últimos intentos por regular el mejor gobierno de las empresas han podido cambiar el estatus de las opciones sobre acciones en Estados Unidos. No es la primera vez que la contabilidad de este complemento salarial, clave para su atractivo, ha sido cuestionada, pero nunca hasta ahora ha habido una crisis de confianza tan grave en la gestión las empresas, y se pensaba que esta vez sí que había llegado el momento. Pero no. La propuesta del senador republicano John McCain de forzar a las compañías a considerar en sus cuentas las opciones sobre acciones como un coste salarial y no como una anotación a pie de página con nulo impacto en los beneficios fue derrotada. No una, sino tres veces antes de la votación final del paquete de medidas finales propuestas por el Senado.
El líder de los demócratas en el Senado, Tom Daschle, ha admitido que tendrán que retomar la cuestión de nuevo, pero no dijo cuándo, y para muchos detractores de la actual situación de limbo contable se acaba de perder una oportunidad de oro. Los demócratas han justificado su desinterés en regular esta materia porque 'muchos americanos medios reciben opciones sobre acciones y hay que considerarlo más', según palabras del senador Joseph Liberman, que, desempolvando una vena populista, dijo que muchos 'estadounidenses pueden comprarse una casa y mandar a sus hijos al colegio gracias a estas compensaciones'.
¿Cuántos? No se sabe a ciencia cierta. Forma parte del limbo de las opciones, pero es probable que las cifras que maneja Liberman estén un poco infladas. Muchas empresas, como Microsoft, Conoco o Intel conceden este tipo de compensaciones salariales a buena parte de su plantilla y en general se da por bueno el estudio del Centro Nacional para la Propiedad de los Empleados, un grupo de estudio sin ánimo de lucro cuyas cifras aseguran que unos 10 millones de americanos reciben esta compensación, pero no todos los años. En una entrevista a The New York Times, su director aseguraba, sin embargo, que en 2001 el número había caído a unos tres millones. Para añadir más confusión, el senador republicano Phil Gramm dejó caer la cifra de seis millones de americanos receptores de opciones.
No es la primera vez que se ha cuestionado la contabilidad de los complementos salariales, pero hasta ahora no se había dado una crisis de confianza
Tampoco hay estudios que digan qué cantidad recibe el americano medio al que se refería Liberman frente a lo que pueda recibir un ejecutivo de su misma empresa. En Gillette, los ejecutivos de la empresa recibieron el año pasado el 10% de todas las opciones, y en Dell Computers su consejero delegado, Michael Dell, y otros tres ejecutivos ganaron 143,1 millones de dólares provenientes de sus opciones en lo que va de 2002. Por si quedara alguna duda, un estudio de la consultora Pearl Meyer & Partners manifiesta que si en 1980 la paga de un consejero delegado era como media 42 veces la de uno de sus trabajadores, en 2000 ya era 531 veces la media de sus empleados. Del estudio se desprende que si las subidas salariales para los trabajadores medios ha sido del 36%, la de los consejeros delegados ha rondado el 340%. Según aseguraba a Reuters el vicedecano de la escuela de negocios de Wharton (Pennsylvania), Tom Dunfee, 'los consejeros delegados se han convertido en gente muy competitiva, que ha juzgado su éxito en términos de paquetes de compensaciones'.
Tampoco hay un gran consenso en el impacto que podría tener la contabilización como coste de estas opciones en la cotización de las empresas. A raíz de la decisión de Coca-Cola el pasado 14 de julio de empezar a contabilizar estas opciones como costes, varios estudios de analistas señalaron el impacto potencial de un poco probable seguimiento masivo de esta política contable. En un estudio de Merrill Lynch se considera que el beneficio por acción en empresas como las energéticas sería un 3% inferior en 2002, mientras que en las de telecomunicaciones el impacto llegaría a un -12% y un 23% de pérdida del año anterior.
Las grandes perdedoras son las que han hecho de las opciones sobre acciones un hábito, las empresas de tecnología, que el año pasado han visto disminuir estas ganancias un 39% para llegar a una rebaja del 70% este año. Según un cálculo hecho por Lehman Brothers, el beneficio por acción de la empresa (que emplea a 38.000 personas) habría sido un 5% menor, mientras que sus competidores de Pepsico (con 143.000 empleados) se hubiera resentido un 11%. En los resultados se hubiera traducido el año pasado en una rebaja del 5,1% del neto (3.770 millones de dólares en vez de los 3.970 ganados). En 2000 el beneficio habría caído un 8,4%. En el S&P 500 sólo Boeing y Winn Dixie Stores contabilizan como coste sus opciones. La firma de investigación Sanford Berstein se pregunta qué hubiera pasado en las empresas incluidas en el Fortune 500 si desde 1995 a 2000 hubieran contabilizado las opciones como salario; sus beneficios anuales no hubieran crecido un 9%, sino el 6%. Desde el banco de negocio Bear Stearns se señala que de seguir el ejemplo de Coca-Cola, sólo las empresas de componentes de comunicaciones habrían visto reducido su beneficio operativo un 56% el año pasado.
Según este banco, los costes calculados de las opciones de Microsoft habrían sido de 3.300 millones de dólares, casi un tercio del total de sus beneficios; la cifra para Cisco habría ascendido a 2.600 millones, y las opciones de Worldcom habrían hecho reducir su beneficio un 30% en 2000. Coca-Cola ha calculado que el mayor impacto en sus cuentas no llegará el año que viene, sino en tres años. Para muchos, esto es la prueba suficiente para calificar a la nueva economía como un periodo muy creativo desde el punto de vista contable, demasiado para durar. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, uno de los más fervientes críticos de las opciones sobre acciones, dijo en su último discurso en el Congreso que no le había sorprendido el estallido de la burbuja tecnológica después de ver tanta creatividad contable. Greenspan, arremetió contra la actual lógica de las opciones y las colocó en el epicentro de lo que llamó una 'infección de avaricia'. Agregó que 'como consecuencia de esto, los responsables de las compañías han creado perversamente incentivos para inflar los beneficios para conseguir que las acciones sigan subiendo. Han estado mal estructuradas y han fallado al hacer coincidir el interés de los accionistas y el de los gestores'.
El fin de los abusos de las compensaciones
Es posible que la actual vida estelar de las opciones esté llegando a su fin. Ya no se trata sólo de que Coca-Cola ejerza un efecto arrastre y, como uno de sus consejeros, accionista e histórico defensor del fin de los abusos de estas compensaciones, Warren Buffet, los mercados premien a una empresa por su transparencia y no por sus resultados. Es el mercado con su caída el que está alineando esta práctica retributiva. Lo dijo el propio Greenspan con ironía. 'La práctica de no contabilizar las opciones sobre acciones, que desde 1997 hasta 2000 han permitido reportar un fuerte aumento de las ganancias, ha traído una decepcionante debilidad al crecimiento de los beneficios en los últimos trimestres'.
Carlos Delgado: 'Son un asunto especulativo'
El director de la división de consultoría de recursos humanos de PricewaterhouseCoopers, Carlos Delgado, asegura que los planes de opciones sobre acciones no son más que una fórmula que se acerca al sentimiento de vinculación a la compañía. 'Pero, en los últimos años, la Bolsa en lugar de ser reflejo de los índices macroeconómicos, vemos que en la práctica eso no se corresponde con la realidad'.
El comportamiento es distinto. Y eso, en opinión de Delgado, preocupa a las empresas, 'que se han echado para atrás'. Los planes de opciones sobre acciones 'dan miedo porque se han convertido en un asunto especulativo'.
'Muchas empresas han cometido el error de gestionar las compañías de cara al mercado más que a los accionistas'.
Delgado cree que, si las 'cosas volvieran a su cauce, los planes de opciones sobre acciones serían un buen elemento de retribución'.
Otro sistema, recomienda este consultor, es hacer partícipes a los directivos y profesionales de las empresas del éxito de éstas. 'Se trata de que todos compartan la buena marcha y los buenos resultados de las compañías no con acciones, sino con dinero. De esta manera se reflejará la contribución de cada uno de los miembros a la compañía'.
La apuesta de los incentivos a largo plazo, según Delgado, es buena y hace que todos se sientan ligados a la empresa. Lo que sí vaticina es que los planes de opciones sobre acciones como sistema de retribución tienen una vida muy corta.
Rafael Barrilero: 'Lo peor es la falta de transparencia'
Para el consultor de Watson Wyatt Rafael Barrilero, los planes de opciones sobre acciones son una buena herramienta de retribución, 'aunque ahora se considera que algunos directivos otorgaron planes de opciones sobre acciones a su favor y han intervenido en la creación de valor en beneficio propio', explica. Y agrega que lo peor es la falta de transparencia.
'Ahora se pone en duda este sistema de retribución y se trata de corregir con un tratamiento fiscal duro'. Añade Barrilero que a efectos de indemnización, aumentará si se consideran los planes de opciones sobre acciones como salario. 'Esto hace que se encarezca la indemnización y aparezca como poco atractivo. Creo que se ha malentendido lo que deben ser los planes de opciones sobre acciones'. Y recomienda a las empresas apostar por este modelo de compensación, ya que 'están bajas y con un amplio recorrido se puede conseguir beneficios'.
Según Barrilero, de lo que se trata es de incentivar y motivar con la creación de valor para las compañías. 'Aunque a la vista de lo ocurrido, los directivos parece que quieren hacerlas efectivas de forma inmediata'. Para Barrilero, es necesaria la actuación de la Comisión de Retribuciones, 'que no se está aplicando, a pesar de que el Código Olivencia así lo recomienda'.
Y le sorprende que teniendo una herramienta de retribución tan fácil no se utilice correctamente el mecanismo que nos permitiría obtener una total transparencia.