El presidente de Worldcom se da nueve meses para reorganizar la compañía
El presidente ejecutivo del gigante de las telecomunicaciones Worldcom, John Sidgmore, ha dejado claro que su intención es mantener la compañía intacta durante la reorganización por insolvencia que acometerá la compañía y que durará, al menos, hasta el primer trimestre de 2003. El grupo estadounidense estudia la forma de reducir en tres cuartas partes la deuda de 30.000 millones de dólares que tiene en la actualidad.
Worldcom, que presentó el pasado domingo la mayor suspensión de pagos de la historia, cuenta con unos activos de 107.000 millones de dólares, aunque algunos analistas estiman que en realidad sus activos tienen un valor real de 15.000 millones de dólares.
No obstante, el grupo no pudo hacer frente la semana pasada al pago de 74 millones de dólares de intereses vencidos y consiguió una línea de crédito de 2.000 millones de dólares de un consorcio de prestamistas entre los que figuran JP Morgan, Citigroup y General Electric. æpermil;stos impusieron como condición que la empresa se declarara en suspensión de pagos y que los integrantes de dicho consorcio fueran los primeros en cobrar una vez que la operadora se reorganizara.
Sidgmore señaló ayer en rueda de prensa que 'no tiene' una idea exacta de la magnitud de las dificultades contables de la compañía. El escándalo saltó hace dos semanas cuando se supo que la segunda compañía de telefonía de larga distancia en Estados Unidos ocultó unas pérdidas de 3.850 millones de dólares.
El ejecutivo, que está entrevistando a candidatos para el cargo de director de la reestructuración, espera que la financiación de adeudos dure un año. Actualmente Worldcom paga unos 2.000 millones anuales en intereses.
Según comentó ayer Carl Lawrence, director general de Warwick Capital Management, que tiene 20.000 acciones de la sociedad, 'se puede reorganizar la deuda para que Worldcom salga de esto' y aludió a la posibilidad de 'vender suficientes activos para deshacerse de la deuda'.
Clientes y empleados
La suspensión de pagos de Worldcom no privará a sus clientes de los servicios de telecomunicaciones, pero la calidad y seguridad de los mismos podría decaer, según señalan los expertos, debido al despido de miles de empleados. La compañía cuenta con unos 20 millones de clientes, entre ellos el Gobierno federal y Ejecutivos estatales y locales.
Desde que saltó el escándalo, Worldcom ha puesto en la calle a unos 17.000 trabajadores, el 20% de la plantilla. æpermil;stos, sin embargo, serán los últimos en la lista de acreedores.
La ley estipula que cada uno de estos trabajadores recibiría 4.300 dólares en concepto de indemnización. Sin embargo, la posibilidad de que obtengan las cantidades prometidas (más elevadas que lo que marca la legislación) queda reducida por cuanto tendrán menos prioridad que el resto de los acreedores de la empresa, entre ellos los bancos y el Gobierno Federal.
Los empleados que sigan trabajando en la operadora continuarán percibiendo sus sueldos, al mismo tiempo que los clientes, entre los que se encuentra MCI, deben seguir pagando sus correspondientes facturas.
Quienes sólo obtendrán pérdidas con la suspensión de pagos son los fondos de pensiones estatales que habían invertido grandes cantidades durante la última década en acciones de la compañía, cuando Worldcom era una de las estrellas del mercado.
Los Estados más afectados son California, que invirtió 507 millones de dólares; Washington, con 247 millones de dólares; Tejas, con 220 millones de dólares; Nueva York, con 194 millones, y Massachusetts, con 178 millones de dólares.
Entre los tenedores de deuda del gigante de las telecomunicaciones figuran Calpers (387 millones de dólares), Prudential Global (365 millones) y Metropolitan Life Insurance (300 millones).
Pero la alarma no sólo se ha desatado en círculos estadounidenses, también en Japón la suspensión de pagos de Worldcom tendrá efectos inmediatos, según comentaban ayer algunos analistas.
Las redes internacionales de NTT, el gran grupo semiestatal de la telefónica japonesa, y de su rival KDDI, que utilizan los servicios de la estadounidense en parte de sus comunicaciones, han recurrido a redes alternativas para evitar la interrupción de sus servicios.
Entre los acreedores japoneses de Worldcom se encuentran algunos proveedores de equipos como la multinacional Fujitsu.
Por otra parte, la telefónica brasileña Embratel aseguró que sus operaciones e inversiones no se verán afectadas por la situación de su socio mayoritario (Worldcom), ya que sus negocios son independientes.