Los gestores toman cartas en el asunto
Los escándalos financieros de los últimos meses y las pérdidas de las grandes compañías ante la crisis global han hecho crecer la desconfianza de los inversores, hasta el punto de hacer caer las Bolsas hasta niveles de hace cinco o seis años. Si bien es verdad que buena parte de esta caída ha sido provocada por la incertidumbre económica, también lo es que el dudoso comportamiento contable de muchas grandes compañías ha tenido culpa, y mucha, en el pánico de las últimas semanas. Ante esta situación, los gestores de fondos, los inversores institucionales, han decidido tomar cartas en el asunto. Es raro el fondo que puede influir, con su voto, en las decisiones de un consejo de administración. Pero la unión hace la fuerza, y muchas de las grandes gestoras están intentando presionar a las grandes compañías a través de la denominada Red Internacional de Gobierno Empresarial (ICGN, en sus siglas en inglés).
La ICGN es una organización global formada por inversores institucionales, inversores privados, empresas y asesores de buen gobierno empresarial, que reúnen un capital bajo gestión de 10 billones de euros en todo el mundo. La cifra es lo suficientemente abultada como para que las propuestas y recomendaciones de esta organización no queden en saco roto. La semana pasada, en una reunión celebrada en Milán, la ICGN hizo público un código -obviamente no vinculante- a propósito de la remuneración de los consejeros de las empresas cotizadas. El objetivo de este documento es racionalizar los sueldos de los ejecutivos de las compañías, muchos de los cuales, a juicio de la organización, son desproporcionados y no se corresponden con la situación financiera de las empresas.
'El requerimiento fundamental para la remuneración de los consejeros es la transparencia. Debería hacerse pública toda la información sobre el salario base, los incentivos a corto y largo plazo, así como otros pagos y beneficios que reciben los principales ejecutivos', afirma la ICGN. La organización reconoce y acepta el sistema de las opciones sobre acciones -con las cuales se han lucrado numerosos directivos-, aunque considera que no es el vehículo de remuneración ideal. Por esa razón recomienda que las emisiones se hagan de manera regular, y no de una sola vez, de cara a evitar tener que modificar los precios de ejecución de las opciones. 'Apoyamos los intentos de la agencia de estándares internacionales de contabilidad (IASB) de integrar las opciones dentro del apartado de costes de las compañías'.
De la misma manera, la ICGN considera irracional que se premie a los directivos tanto si han tenido éxito en su gestión como si no, por lo que recomienda evitar el 'premio por el fracaso'. La ICGN se opone, asimismo, a que los ejecutivos se vean incentivados independientemente de los beneficios o pérdidas que obtenga el accionista. 'Recomendamos que en la junta anual de accionistas se vote un informe de remuneración de manera separada del resto', afirma la organización.
'Existen pocas dudas de que la remuneración de los directivos ha crecido mucho más rápidamente que la media de los beneficios de las compañías', recuerdan los gestores. 'No podemos olvidar el impacto social de unas recompensas que pueden parecer injustas o desproporcionadas', añaden.