¿Una nueva moda pasajera?
Estamos ante una nueva moda de management pasajera? Sinceramente, no lo creo. Este convencimiento no se fundamenta únicamente en el conocimiento del potencial del SCM como herramienta competitiva o como factor clave en el desarrollo de nuevos modelos de negocio, sino en la observación de resultados tangibles obtenidos en sectores como la automoción, alimentación, electrónica, línea blanca o la distribución comercial; y más concretamente, en el incuestionable éxito de empresas como Wall Mart, Dell Computers, Cisco Systems o, más próximas a nuestra realidad cultural, como Inditex y Mango.
¿Qué denominador común hay entre estos sectores y empresas? Básicamente su clara orientación a cliente, la firme voluntad de ofrecerle productos y servicios con más valor, que aumenten su grado de satisfacción y su confianza y fidelidad hacia la empresa. Asimismo, las empresas toman conciencia de que deben centrarse en su core business, de modo que requieren de la colaboración de otras para conseguir el reconocimiento del mercado.
El imparable ascenso de una empresa de sólo 15 años de vida como Dell ha forzado una reacción en forma de fusión de dos colosos del hardware informático, HP y Compaq. Los reconocidos programas de superioridad logística de Wall Mart le han permitido mantener un alto y sostenido ritmo de crecimiento de sus ventas, beneficios y valor de la acción, alcanzando una indiscutible posición de liderazgo. Inditex se ha convertido en un modelo de empresa a seguir para las mayores empresas del sector textil de Gran Bretaña. No cabe duda de que gran parte de estos logros se debe, junto a aportaciones de otras áreas de management, a sus programas de gestión de la cadena de suministro. Evidentemente desarrollar programas de SCM no es tarea fácil. Las empresas de reciente creación pueden diseñar cadenas de suministro flexibles y adaptables a las condiciones del mercado. Las empresas de larga tradición deberán adaptar esquemas preconcebidos (muchos de los cuales han sido de gran utilidad en el pasado) y lidiar con legados históricos y culturales.
Los especialistas comparten un alto nivel de consenso al determinar cuáles son los obstáculos organizativos a los que ha de hacer frente el SCM: en primer lugar, las barreras internas que constituyen la mentalidad y los sistemas organizativos asentados en silos funcionales y barones; en segundo lugar, las barreras externas que suponen las nuevas formulas de colaboración tanto con proveedores como con distribuidores.
Sin embargo, el consenso también existe en aplicar soluciones. La introducción de sistemas de información que permitan una comunicación fluida entre los agentes internos y externos, la creación de procesos operativos multifuncionales y el desarrollo de sistemas para la medición de indicadores facilitan los programas de integración interna y externa. Pero, sobre todo, hay que desarrollar capacidades de colaboración entre los miembros de la comunidad, basados en la confianza mutua y en el reparto equitativo de los beneficios generados. De otro modo difícilmente el SCM podrá evitar convertirse en un efímero concepto más de la historia del management.