EE UU trata de evitar la quiebra de la ferroviaria Amtrack
Amtrak, la compañía ferroviaria estadounidense, está al borde de la quiebra y, según su presidente, David Gunn, si no se inyectan 200 millones de dólares (205,8 millones de euros) en las maltrechas cuentas de la empresa hoy mismo, dejará de funcionar. La compañía ferroviaria, que está supervisada por la Secretaría de Estado de Transportes, opera en 46 Estados y desplaza diariamente a 60.000 usuarios. Su cierre puede poner en peligro además el servicio de cercanías de ciudades como Nueva York, al ser la propietaria esta empresa de algunas de las vías y los túneles utilizados por estos transportes, que sin embargo están dirigidos por las autoridades de cada Estado.
El secretario de Estado, Norman Mineta, se reunía ayer con los representantes de los sindicatos y de la empresa en un esfuerzo por buscar una salida al conflicto de Amtrak, una compañía que el año pasado perdió 1.100 millones de dólares (1.13 millones de euros) y que de momento está subsidiada por el Gobierno.
La semana pasada, Mineta, que es también director de Amtrak, propuso que se acabaran los subsidios del Estado y que se permitiera una real competencia en el transporte de pasajeros. Todos estos planes se completaron con el comentario de que a título personal esperaba que no se cerrara el servicio de la empresa ferroviaria. Desde Amtrak, no obstante, no se es optimista y se asegura que no hay acuerdos con el Gobierno ni siquiera en el hecho de que hay un problema de liquidez y que sin un aval del Gobierno para endeudarse más, no se llega a final del año fiscal.
El senador demócrata por Nueva Jersey, Robert Torricelli aseguraba ayer que el propio presidente George Bush se había comprometido a hacer lo necesario para evitar el cierre de Amtrak y el sistema ferroviario en el que opera.
Los senadores aseguran que los 200 millones requeridos de forma urgente serán concedidos, aunque son conscientes de que con este dinero sólo se aseguran las operaciones hasta el próximo mes de octubre.