El rechazo a las 'telecos'
Las Bolsas y las compañías de telecomunicaciones parecen haber puesto definitivamente punto final al proceso de simbiosis desarrollado en los últimos seis años. Desde 1996 hasta la primavera de 2000, las empresas de telecomunicaciones lideraron el renacer del capitalismo popular en los mercados de valores del mundo. El índice sectorial de telecomunicaciones se multiplicó por cuatro y, en el caso español, el Ibex duplicó su posición en el periodo. El estallido de la burbuja tecnológica hace poco más de dos años ha puesto a las Bolsas del mundo contra las cuerdas. El Ibex cayó un 21,75% en 2000, un 7,82% en 2001 y acumula una pérdida del 15,11% en lo que va de año. El índice sectorial europeo de telecomunicaciones cayó un 37,18% en 2000, un 30,36% en 2001 y acumula un descenso del 42% desde enero.
La contaminación que están generando estas compañías es clave en el proceso bajista que sufren las Bolsas del mundo en las últimas semanas, muchas de ellas con precios muy por debajo de los registrados después de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos. Un proceso que viene a minar todavía más la confianza de los inversores al sumarse a las incertidumbres sobre la recuperación de la economía. Los expertos señalan que el hundimiento de las Bolsas afectará de manera negativa al resto del tejido económico. El empobrecimiento de los ahorradores proyecta menor capacidad de consumo y, también, falta de respuesta a la demanda de fondos que las propias compañías de telecomunicaciones necesitan para afrontar los compromisos de inversión en curso.
El desplome bursátil de estas empresas coincide en el tiempo con la crisis de confianza desatada por el caso Enron, las investigaciones de jueces y reguladores sobre Merrill Lynch y otros grandes bancos de inversión estadounidenses sobre prácticas ilegales, y el aumento creciente del número de compañías que han abusado de la contabilidad creativa o que, simplemente, han facilitado cuentas engañosas. Los actores del mercado reconocen que el sistema está tocado y que va a resultar difícil recomponer la credibilidad y la confianza entre los inversores.
La caída del dólar en las últimas semanas se ajusta, junto con otros fundamentos puramente financieros y económicos, a este sentimiento. El trasiego de fondos desde unas áreas monetarias y económicas a otras ha contribuido, sin pretenderlo, a hundir más las Bolsas.
En el caso del mercado español, los fuertes desequilibrios que están sufriendo las economías de Argentina y Brasil agravan aún más la situación. La fuerte exposición de las grandes empresas del Ibex en la zona hace que este índice sea el más vulnerable de Europa a un posible efecto dominó de la crisis argentina, algo que se había conseguido neutralizar hasta ahora. Sin embargo, la evolución de la economía brasileña está abriendo fisuras en la línea de contención.