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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El problema ahora es Brasil

El Fondo Monetario Internacional (FMI) descartaba hace sólo unos días la posibilidad de contagio de la crisis argentina a Brasil, el gigante de la zona, el país cuyo PIB representa por sí solo casi la mitad del total del subcontinente americano. El problema del FMI es que su credibilidad sigue a la baja y se muestra incapaz de contrarrestar las recomendaciones, alarmistas e interesadas, que han empezado a lanzar algunos bancos de inversión. La amenaza de catástrofe ha comenzado a agitar los mercados y a provocar un incipiente viaje de vuelta del dinero, sobre todo después de la voz de alerta lanzada por el especulador George Soros, que debía haberse mantenido callado aunque sólo fuera por su condición de antiguo empleador del actual presidente del Banco Central de Brasil, Armínio Fraga.

Como siempre pasa, los movimientos especulativos tienen un desencadenante político, en este caso centrado en que el líder izquierdista Luiz Inácio da Silva, conocido como Lula, aventaja en 20 puntos al candidato oficial para las elecciones del próximo 6 de octubre. Pero los problemas de Brasil tienen profundas raíces económicas.

La deuda del país con el más prometedor índice de crecimiento es de 370.000 millones de dólares, equivalente al 74% del PIB. Y aunque en su mayor parte está en manos de tenedores nacionales, lo cual es un alivio para los mercados internacionales, el gran escollo es que casi en su totalidad está referenciada al dólar. El real, desde que abandonó su alineamiento con el dólar, ha perdido casi dos tercios de su valor y sólo en los últimos dos meses se ha depreciado un 21% frente al euro. Las reservas de 36.000 millones de dólares no podrán hacer frente a una crisis de la deuda si se desencadena una fuga de capitales.

El crecimiento en el primer trimestre ha sido negativo y los últimos datos apuntan un proceso de desinversión en un país que, por población y tamaño, está calificado como uno de los grandes mercados potenciales para las telecomunicaciones y los servicios. Las exportaciones de esta gran potencia en recursos naturales están en regresión por el hundimiento del mercado argentino y el proteccionismo estadounidense.

Tras Argentina, Brasil es el segundo destino de la inversión española, que supera los 26.000 millones de euros, el 28% del total comprometido en América Latina. Telefónica y SCH son las dos compañías más expuestas, seguidas a distancia por Endesa, Iberdrola y Gas Natural. Si el unilateralismo del presidente George Bush significa, como apunta, que EE UU da la espalda a América Latina con la sola excepción de México, la crisis de Brasil corre el peligro de convertirse en incontrolable, con la prima de riesgo para la inversión española de la depreciación del dólar. El FMI, con su política del avestruz, parece seguir el manual de fracaso que empezó a ensayar hace cuatro años en Argentina. Pero Europa, como canalizador de fondos a través de empresas españolas, está hondamente comprometida.

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