La economía japonesa sale de la recesión, pero persiste el pesimismo
El PIB de Japón superó las expectativas de los analistas y creció el 1,4% en el primer trimestre de 2002, comparado con el periodo anterior, según informó ayer el Gobierno. Sin embargo, los expertos creen que el rebote será breve y que la economía volverá pronto a cifras negativas. Datos como la caída del 3,2% de la inversión corporativa, o del 2,3% de la inversión en vivienda no dan pie al optimismo.
La salida de la recesión estuvo liderada por las exportaciones, que crecieron un 6,4%. El cierre del año fiscal, contabilizado de abril de 2001 a marzo de 2002, arroja una contracción del 1,3%, el peor resultado en 20 años. Comparado con el primer trimestre de 2001, el PIB cayó un 1,6%.
El gasto de los consumidores, que representa el 55% del PIB, creció un 1,6%, frente al 1,9% registrado en el último cuarto de 2001. Otros indicadores alertan de la mala situación: el elevado desempleo -del 5,2%- y la persistente deflación, el pesimismo de los ciudadanos ha hecho mella en el consumo y el índice nacional de precios arroja una contracción del 1,1%.
La mayoría de las empresas esperan que sus beneficios crezcan este año como resultado de su política de reducción de costes y aumento de las exportaciones. En consecuencia, estas previsiones hacen ver que las empresas no están dispuestas a aumentar sus inversiones.
El ritmo anualizado de crecimiento del PIB es del 5,7%. Pero hasta el propio Gobierno es escéptico y sus estimaciones son de crecimiento cero. Para el año fiscal 2001 se había fijado una expansión del 1%.
La crisis del sistema financiero permanece como otra de las grandes amenazas para la recuperación. Pese a las promesas de saneamiento y de profundas reformas estructurales, los bancos mantienen ingentes créditos incobrables en sus libros contables. Las reticencias a la hora de reformar el sistema financiero es que, dado el alto nivel de créditos morosos, el saneamiento de la banca provocaría la bancarrota de numerosas entidades y el despido de empleados.
El elevado endeudamiento del Gobierno, superior al 130% del PIB, reduce el margen de maniobra para superar la crisis. El primer ministro, Junichiro Koizumi, reiteró ayer en un comunicado que 'no habrá más recortes de impuestos sin garantías sobre los ingresos'. Los empresarios piden menos impuestos para impulsar las inversiones, pero Koizumi rechaza recurrir a la deuda pública para compensar la caída de la recaudación fiscal. La ecuación es complicada: aliviar la carga impositiva sin hundir más las ya debilitadas arcas públicas.