Detrás de los índices de confianza
Ala caza de indicadores de confianza o de sentimiento económico. æpermil;sta es la consigna última lanzada por los más voraces especuladores a corto plazo debido a la escasez de noticias internas que cotizar en las Bolsas y, además, a la reiteración negativa de las que se dan, principalmente en lo que afecta a los resultados de las empresas.
Este juego especial alcanzó una participación importante de puertas adentro de las Bolsas a principio de año para perder intensidad con el paso de los meses y volver, ahora, a recuperar posiciones. La montaña rusa descrita en el proceso está justificada por las ilusiones exageradas que se plasmaron en enero y las desilusiones, quizá también exageradas, de las semanas pasadas.
La facilidad, por tanto, con que se pasa del frío al calor, del blanco al negro, es tan evidente que desanima a muchos inversores y gestores a tomar posiciones en el mercado, incluso con estrategias a largo plazo. En cualquier caso, las Bolsas están obligadas a abrir y cerrar sus puertas todos los días, sea cual fuere el perfil de la tendencia. Por eso es Bolsa.
Ayer, en esta búsqueda renovada de indicadores de confianza o de sentimiento de los consumidores, destacó el IFO alemán, que superó las expectativas tanto de la situación actual como de las expectativas futuras. El indicador, como ya viene siendo tradición en el apartado de las estadísticas económicas, contradice, de este modo, otros que fueron publicados días atrás y que desanimaron a muchos inversores al observarse un enfriamiento mayor de lo esperado.
Especuladores, inversores y operadores no tienen, por tanto, las cosas fáciles. Las alegrías de un día son penas al siguiente. Y al revés. Lo peor es que las estadísticas, tan seguidas ahora, cojan a los participantes en el mercado con el pie cambiado. Por eso sube la volatilidad.