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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El automóvil afronta la crisis

El pasado viernes abrió sus puertas oficialmente el IV Salón del Automóvil de Madrid. Esta muestra, que permanecerá en funcionamiento hasta el próximo domingo, se produce en un momento complicado para el sector, en plena caída de ventas (3% en Europa y 7,5% en España en lo que va de año), aunque bien es verdad que ese descenso se está produciendo desde las cotas más elevadas del sector en su historia.

El Salón de Madrid no tiene la repercusión internacional de los de Ginebra, París o Francfort, pero es un gran éxito que estén presentes en él casi todas las marcas (49 de las 53 que existen) y que la afluencia de público esperada ronde el millón de visitantes. Además, se van a presentar modelos como el nuevo Fiesta, que se fabrica en Almussafes (Valencia), o el Opel Meriva, que se hará en Figueruelas (Zaragoza). Es una muestra de la política que han decidido poner en marcha las compañías del sector: afrontar la crisis con novedades. Su plan es que en cuatro o cinco años cambien casi todos los modelos, en un intento de forzar la demanda.

La celebración del salón también da pie para repasar la situación de las principales empresas del sector. Por un lado, están las gigantes estadounidenses, con el denominador común de que a todas les ha alcanzado de lleno la crisis. Ford y Chrysler -ésta última, integrada en la alemana Daimler- están en pérdidas y el líder General Motors gana menos. Las europeas, por su parte, aguantan el tipo, con las excepciones de la italiana Fiat, que ha entrado en una alarmante cuesta abajo, y Opel -filial de General Motors-, que continúa en pérdidas. PSA, Renault y Volkswagen continúan por la senda de los beneficios, en tanto que BMW y Porsche se sitúan en máximos históricos de rentabilidad.

La muestra madrileña se ha convertido, además, en el escenario ideal para que la industria ponga sobre la mesa sus quejas y lance sus peticiones a las Administraciones, tanto española como comunitaria. La principal reivindicación de la industria española del automóvil es la supresión de la tasa de matriculación, entre el 7% y el 12% del precio de fábrica, según el modelo de que se trate. Los portavoces de las empresas de automoción sostienen que esta carga impositiva encarece innecesariamente los coches y señalan que en otros países de la UE, como Francia, Alemania o Reino Unido, no existe. A ello unen la reclamación de que continúen los planes Renove.

En el ámbito comunitario, las principales quejas se centran en el nuevo reglamento que traerá más competencia a la distribución y venta de automóviles, a entrar en vigor el próximo octubre. La norma, impulsada por el comisario de Competencia, Mario Monti, recoge la desaparición de la cláusula de localización -que protege a un concesionario de nuevas instalaciones de la misma marca en su territorio, aunque el plazo de puesta en marcha aún es negociable- y la posibilidad de subcontratar talleres. Y como colofón, la industria recela de la venta multimarca en un mismo espacio.

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