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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La crisis llega al empleo

La sombra de la crisis económica internacional no había llegado a enfriar la actividad en España. æpermil;sa era la impresión generalizada, avalada por las cifras de coyuntura conocidas. Pero el enfriamiento sí parece haber llegado con notable virulencia al mercado de trabajo. La encuesta de población activa (EPA) confirmó ayer que entre enero y marzo de este año se destruyó empleo en tasa intertrimestral por primera vez desde finales de 1994, hace siete años y justo cuando expiraba la última crisis económica. Más de 65.000 personas perdieron el empleo hasta marzo, y todos los nuevos activos incorporados al mercado fueron a engrosar el desempleo. Se confirman así, por tanto, los malos datos del paro de abril -el paro creció en 189.300 personas en el primer trimestre- y se quiebra un largo ciclo en el que se han creado más de cuatro millones de puestos de trabajo, contabilizando también los aflorados por los ajustes en la metodología estadística.

Con los datos ofrecidos ayer por el INE, se trunca también una tendencia de creación de empleo más holgada nominalmente que el crecimiento económico, y se encienden las alarmas. Las empresas han puesto el freno a la contratación, especialmente en la industria y los servicios -donde se ha destruido empleo en el primer trimestre-, a causa de las incertidumbres que aparecen en el horizonte. El riesgo de desaceleración económica era limitado mientras el empleo resistiese, pero la solidez de esta variable parece agrietarse y puede condicionar negativamente la actividad en los próximos meses. El fuerte endeudamiento de las familias, especialmente en vivienda, puede empezar a pasar factura si se confirma este cambio de tendencia en el empleo, con el consiguiente contagio para los agentes económicos más sensibles.

En estas circunstancias, y con una patente aceleración de las tensiones inflacionistas que puede reactivar los costes, parece más imprescindible el diálogo social, amenazado seriamente por la reforma de corto alcance del sistema de desempleo que se niega a retirar el Gobierno y por la réplica en forma de huelga general anunciada ayer por CC OO y UGT. Las empresas y las expectativas que movilizan sus decisiones económicas, las de los inversores, y de las familias precisan de estabilidad. Por eso se hace más necesario el diálogo, el consenso y la aplicación de políticas que eviten una sangría de empleo evitada hasta ahora.

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