El FMI mantiene un moderado optimismo sobre la región
El discurso de la subdirectora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anne Krueger, en el Consejo de las Américas, una influyente asociación gremial estadounidense, puso de manifiesto el medido optimismo del FMI sobre la evolución económica de la región. La alta responsable del organismo multilateral se refirió a la crisis que afrontó Latinoamérica en 2001 como relativamente moderada en la mayoría de los países.
La subdirectora explica esta situación en el mantenimiento del crecimiento del volumen exportado y en el escaso contagio generado por la crisis argentina. Desde un punto de vista más fundamental, esto refuerza el éxito de las políticas basadas en la reducción de la dependencia en los flujos de capital externos, la mejora de la posición fiscal y la reducción de la inflación, combinadas con reformas estructurales que reemplazaron esquemas aislacionistas e intervencionistas por una mayor apertura y confianza en el mercado.
Uno de los puntos en los que más hincapié hace el FMI es en el rol opuesto que tuvo la política fiscal en Estados Unidos y Latinoamérica. En este sentido señala que mientras la nación norteamericana pasaba de un superávit del 2% del PIB en 2000 a un déficit del 1% del PIB en 2001 debido a los estímulos fiscales, en Latinoamérica se hacía un esfuerzo por mantener una austeridad fiscal que permitió que el déficit fiscal ajustado al ciclo económico se redujera entre el 0,5% y el 1% del PIB gracias mayormente al aumento de impuestos, en particular incrementos temporales en el gravamen del IVA, reducciones de exenciones fiscales y el uso del impuesto a las transferencias financieras.
De esta forma, el FMI reafirma cómo sus recetas tradicionales para los países emergentes permitieron aislar la crisis Argentina y moderaron el negativo efecto de la desaceleración sincrónica de las mayores áreas económicas mundiales. A sus recetas tradicionales, el FMI ha agregado una nueva: la ventaja que significa poseer un mecanismo de ajuste ante shocks externos inmediatos como el tipo de cambio flexible. Con esto, el FMI reconoce, aunque de forma sólo omisa, una de las lecciones que deja el caso argentino.
Las perspectivas del organismo multilateral para 2002 son bastante halagüeñas, con la región (excluyendo a Argentina) alcanzando un crecimiento del 4% hacia finales de año en un contexto de moderación de la inflación.
Sin embargo, existen riesgos latentes en el proceso de recuperación regional. En primer lugar, los mercados podrían mostrar un menor apetito por el riesgo emergente debido al repunte de los tipos de interés en Estados Unidos y el área euro, que restarían atractivo a estos valores. En segundo término, los riesgos de que la economía estadounidense crezca a un menor ritmo del anticipado no son menores. Finalmente se destaca la cargada agenda política, con cinco elecciones presidenciales en la región antes de fin de año que añaden inestabilidad.
Entre los retos para el futuro, el FMI destaca la importancia de seguir con el proceso de reformas estructurales llevado a cabo en los últimos años, centrando la prioridad en la flexibilización del mercado laboral, la reducción de la vulnerabilidad del sistema financiero, mejorar la calidad de los gobiernos, perfeccionar la regulación de las inversiones privadas en los servicios públicos y continuar con la integración financiera y comercial.
En resumen, las recetas son conocidas y según quién las propone han sido efectivas, lo que es indudable en la mayoría de los casos, excepto Argentina.