Los soportes siguen sin concretarse
Son ya ocho las semanas de indefinición de los mercados de acciones si por ello entendemos los movimientos de rotación de los índices alrededor de referencias muy concretas. En el Ibex español es el 8.000.
En la jerga de los profesionales del mercado esta situación se define como movimiento lateral de consolidación, aunque nadie se atreve a decir cuál es la dirección que se da por válida, es decir, si la hipotética consolidación es al alza tras muchos meses de sequía o, puede ser, si la consolidación es a la baja.
Hoy como ayer, los bolsistas debaten sus inquietudes con la teoría del vaso a medio llenar. Para los optimistas está medio lleno, y para los pesimistas, medio vacío. Dirán los primeros que los vendavales actuales no han provocado la claudicación y que los índices manifiestan una resistencia numantina bajo la que se esconde un estado de forma envidiable. Dirán los segundos que los mercados no tienen ni fuerzas ni argumentos para mejorar la tendencia de fondo y que el inversor final está atrapado, asustado y sin ganas de hacer nada.
Teoría vieja, en fin, que resume el sentir de los bolsistas y que, entre otras cosas, complica en exceso el análisis de la situación actual. Los técnicos dicen, así, que los soportes a la baja aún no han sido rotos con claridad. Cuando las Bolsas parece que sucumben siempre sacan fuerzas de flaqueza y remontan el vuelo de manera suficiente para no caer por el acantilado. Pero ahí se quedan las cosas. Siempre al borde de lo peor.
Los últimos acontecimientos, principalmente de la mano de los resultados empresariales, confirman que mandan en Bolsa, por enésima vez, las expectativas y que cuando éstas son favorables, como fue el martes el caso de Cisco, los especuladores se animan. En cualquier caso, los resultados no son positivos.