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Cumbre de Washington

Bush aplaza por unos meses el posible bombardeo de Irak

La cuestión del posible bombardeo a Irak, como uno de los ejes del mal, según lo definió en enero pasado el propio presidente de EE UU, George Bush, se aplaza al menos por unos meses y no formará parte de las conversaciones que se llevarán a cabo hoy en Washington.

Como mucho, será una cuestión que tratarán bilateralmente Bush y el presidente español, José María Aznar, durante la reunión que mantendrán el fin de semana en la residencia de Camp David (Maryland), según el ministro de Exteriores, Josep Piqué.

El claro rechazo europeo a los objetivos fijados por Bush para la segunda fase de la guerra contra el terrorismo (Irán, Irak y Corea del Norte) y el alto grado de tensión alcanzado en el conflicto en Oriente Próximo han disuadido a Bush de emprender en estos momentos la ofensiva.

'No es una cuestión decidida', asegura el embajador Schnabel. Aunque sí es segura, en uno u otro momento, porque 'la sustitución de Sadam Husein es imprescindible, ya sea por su propio pueblo, que sería lo mejor, o por una acción exterior', sentencia el diplomático.

La Casa Blanca ha hecho coincidir la celebración de la cumbre con la convocatoria de una nueva reunión del cuarteto (EE UU, la UE, la ONU y Rusia) pese al escaso éxito cosechado por la primera reunión celebrada en Madrid.

Sin embargo, foros como éste sirven de argumento a Washington para contrarrestar las críticas al unilateralismo de su política exterior, que rechaza enérgicamente.

Unilateralismo

Según fuentes diplomáticas estadounidenses, el consenso en el seno del cuarteto demuestra la vocación multilateral de Washington y su implicación activa en el conflicto palestino-israelí. Mientras, en casa, debe afrontar las críticas de demócratas y republicanos por las fisuras que, dicen, demuestra en su apoyo incondicional a Israel y a su primer ministro, Ariel Sharon.

Las mismas fuentes también se rebelan contra las críticas a otras decisiones unilaterales, como los aranceles al acero o el rechazo al protocolo de Kioto. El Gobierno estadounidense -argumentan- no puede actuar en contra de las decisiones del Congreso, que rechazó por amplia mayoría el compromiso de reducción de emisiones contaminantes o que propuso a Bush el establecimiento de medidas aún más duras para proteger la industria siderúrgica nacional. 'æpermil;se es el funcionamiento de una democracia', sostienen.

No tendrá que convencer a España de su talante dialogante. Según Piqué, las críticas al unilateralismo estadounidense están teñidas 'en muchas ocasiones de un cierto antiamericanismo barato que nosotros no vamos a practicar nunca'.

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