La UE y EE UU diseñan una 'agenda positiva' que oculta fuertes divergencias
Estados Unidos y la Unión Europea celebran hoy una cumbre, desde ahora con carácter anual en lugar de semestral, en Washington bajo la consigna de la agenda positiva impulsada por la presidencia española con el respaldo de la Comisión.
Aunque el planteamiento inicial atañe sólo a las cuestiones económicas, esta definición puede ampliarse al resto de la agenda. Fuera de discusión quedan prácticamente todos los asuntos en los que Washington y Bruselas mantienen posturas enfrentadas, como el problema del cambio climático y las emisiones contaminantes, los nuevos objetivos en la guerra contra el terrorismo o cuestiones comerciales como la propiedad intelectual y el sector audiovisual, la Ley Helms-Burton o las importaciones de carne hormonada y de productos genéticamente modificados.
España, como presidencia de turno de la UE, minimiza las discrepancias y resalta que la relación que existe entre ambos 'es la más importante del mundo', en palabras del ministro de Exteriores, Josep Piqué.
Washington, por su parte, destaca el gran acercamiento y colaboración que se ha producido entre las dos potencias tras el 11 de septiembre, pero revela su escepticismo en las posibilidades de cooperación con los Quince, principalmente en materia de política exterior.
'Latinoamérica, por ejemplo, es un área importante para nosotros y, en este caso, también resulta prioritario para la presidencia española. Pero dudo que lo siga siendo a partir de julio para Dinamarca', admiten fuentes estadounidenses.
Piqué niega descoordinación y falta de unidad en la política exterior de los Quince, pero lo cierto es que las divisiones en el seno de la Unión refuerzan el papel de EE UU como única superpotencia mundial.
Bajo este prisma, y consciente del riesgo real a una escalada en las disputas comerciales que mantienen EE UU y Europa, la presidencia española ha apostado por impulsar la denominada agenda económica positiva, que se traduce en una serie de acuerdos de trascendencia menor y sobre los que difícilmente se darán discrepancias durante la reunión.
Así, se reforzará la cooperación en materia de servicios financieros, se armonizará la normativa veterinaria, fitosanitaria y la relativa a la agricultura orgánica y se impulsará el acceso electrónico a las compras públicas. Washington trata de evitar nuevas discrepancias con sus socios que alimenten las críticas a su unilateralismo en política exterior, en un momento en que todas las decisiones políticas se toman en clave interna.
El presidente de EE UU, George Bush, afronta unas decisivas elecciones en noviembre para la renovación parcial de las dos Cámaras y confía en ganar la mayoría en el Senado, ahora en poder de los demócratas, lo que le ha llevado a aprobar los aranceles al acero y a intensificar su apoyo a Israel.