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Crisis argentina

Protesta diplomática del Gobierno de Argentina por la declaración de Sáenz sobre el futuro de la filial

En dichas declaraciones, Sáenz condicionó la permanencia del grupo SCH en Argentina a que en este país exista un sistema financiero ¢rentable¢ y estableció un plazo de ¢tres meses¢ para decidir si abandona sus operaciones en este país.

Estas manifestaciones del consejero delegado de SCH motivaron ayer una llamada telefónica del ministro de Economía, Roberto Lavagna, al embajador de España en Buenos Aires, Manuel Alabart. ¢El ministro le dijo al embajador de España que esas declaraciones son por lo menos poco prudentes en este momento de la situación económica¢, declaró el portavoz Eduardo Amadeo.

Lavagna habló también al respecto con el presidente del Banco Río, Enrique Cristofani. El grupo SCH controla el Banco Río, el cuarto del mercado por activos y depósitos, y tiene una participación del 7,57% en el Banco Galicia, el tercero por activos y el quinto por depósitos, pero en este último caso, como inversión financiera.

El Banco Río tiene más de 150 sucursales en Argentina y cuenta con 4.500 empleados y cerca de un millón de clientes. El Ministerio de Economía del país calcula que el cierre de un banco de tal magnitud causaría un colapso masivo en el sistema financiero, en estado de emergencia desde diciembre pasado.

El sistema financiero argentino perdió en 2001 depósitos en efectivo por 18.000 millones de dólares, más del 20% del total, y la salida de fondos continuó durante este año pese al congelamiento de depósitos, aplicado en enero.

Un portavoz del Santander confirmó ayer a una emisora de radio argentina las declaraciones realizadas 24 horas antes por su consejero delegado. ¢Estamos encantados de estar en Argentina siempre que el sistema financiero sea viable y rentable¢, aseguró el portavoz del banco.

Declaraciones de Alfonsín

El ex presidente argentino Raúl Alfonsín, por su parte, declaró ayer que los grupos bancarios tienen una ¢responsabilidad total¢ en la situación crítica que atraviesan sus filiales en Argentina, por lo que deben acudir en su auxilio, informa Efe.

¢Ahora se lavan las manos¢, dijo el primer jefe de Estado civil tras la dictadura militar argentina (1976-1983), al hacerse eco de comentarios que han surgido en Argentina sobre la necesidad de que los grupos bancarios internacionales respondan con su patrimonio a la crisis de sus filiales.

Por otra parte, unos 600 clientes argentinos planean demandar al SCH y al BBVA para intentar sacar sus ahorros de las respectivas filiales, Banco Río y Banco Francés, informa Bloomberg. La demanda incluye tanto a las juntas directivas de ambas entidades como a su auditor, Andersen. Según la denuncia, BBVA y SCH les dijeron a los clientes que sus filiales españolas y argentinas eran una sola entidad.

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