Producir más crudo perjudicará a Palestina, según Irak
En declaraciones difundidas en Bagdad, Rachid reiteró que "cualquier país árabe que aumente sus partidas para compensar la interrupción de las exportaciones de crudo por Irak está apuñalando por la espalda a los palestinos". Rachid no hizo referencia a países concretos, pero, después de que el 8 de abril pasado Irak anunciase que suspendía por un mes sus exportaciones de crudo como medida de apoyo a los palestinos, el ministro de Petróleo saudí, Ali Nueimi, dijo que estaban dispuestos a compensar una eventual escasez en los mercados internacionales.
Bagdad decidió suspender su exportación de crudo para presionar en favor de los palestinos sobre los Estados industrializados, especialmente EEUU, aliado fundamental de Israel, y pidió al resto de países musulmanes productores que petróleo que respaldaran su actitud. Posteriormente, el 23 de abril, el presidente iraquí, Sadam Husein, hizo un nuevo llamamiento a los países islámicos productores de petróleo para que redujeran en un 50% su producción con el mismo fin, a lo que no han respondido.
Según el responsable iraquí de Petróleo, si los productores árabes respondieran al último llamamiento de Sadam Husein y redujeran a la mitad sus exportaciones retraerían de los mercados internacionales 7,5 millones de barriles de crudo diarios, lo que supone alrededor de un 11% del consumo mundial.
"Retirar esa cantidad de los mercados doblaría los precios del crudo, por lo que los árabes no perderían nada si reducen su producción", recalcó Rachid, que evaluó "entre 8.000 y 10.000 millones de dólares mensuales el daño que un incremento de los precios de esta magnitud causaría en la economía estadounidense".
Las autoridades de Arabia Saudí, el mayor productor y exportador de crudo del mundo, con alrededor de 8 millones de barriles diarios, han reiterado, lo mismo que las de otros países árabes, que no piensan utilizar el petróleo como arma política internacional. En 1973, Arabia Saudí encabezó un embargo petrolero a los países que apoyaban a Israel y los precios en los mercados internacionales subieron por encima de los 45 dólares el barril, aproximadamente el doble del actual, una cotización que nunca se ha repetido.