El Banco de España reclama a la banca el rearme ético que demanda la sociedad
El subgobernador del Banco de España, Gonzalo Gil, pidió ayer a la banca un auténtico rearme ético para cumplir con la creciente demanda social y de los mercados, que cada vez castigan más comportamientos desviados en el gobierno de las empresas. Atribuyó a 'administradores y altos gestores' la responsabilidad fundamental de los 'errores' en que puedan incurrir las entidades y pidió códigos de conducta más rigurosos, no sólo para la banca, sino para empresas no financieras, auditores, consultores y analistas.
La LXXXV Asamblea de la Confederación Española de Cajas de Ahorros se celebró ayer con la resaca del escándalo financiero que afecta al BBVA. Aunque el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, fue el gran ausente en esta cita anual, el subgobernador, Gonzalo Gil, no desaprovechó la ocasión para poner de manifiesto la preocupación del supervisor por los recientes acontecimientos 'nacionales e internacionales'. Algo que no hizo el ministro de Economía, Rodrigo Rato, que optó por no dedicar ni una sola palabra al asunto que acapara estos días el interés en el sector financiero.
El presidente de la CECA, Manuel Pizarro, rompió el hielo al introducir el acto de clausura de la Asamblea con una defensa del sistema financiero 'el más solvente del mundo' y con elogios a la labor del Banco de España, a cuyo representante dio la palabra.
Aunque sin citar al BBVA en ningún momento, Gil destinó buena parte de su discurso a reclamar la 'mejora del gobierno de las sociedades', después de reconocer que el mayor impulso de mejora planteado hasta el momento (el Código Olivencia) se ha revelado 'insuficiente'. 'Cada vez es mayor el desfase entre la realidad de nuestro gobierno corporativo y las exigencias planteadas por una sociedad y una economía cada vez más atentas a cómo se rigen las empresas, y por unos mercados que, cada vez más, incorporan a sus primas de riesgo las deficiencias en esta materia', afirmó.
Ante una audiencia compuesta por máximos responsables de las cajas de ahorros, Gil pidió a la banca 'códigos de conducta más rigurosos y estrictas murallas chinas' y les recordó que si la mejora del gobierno y el control interno de las empresas es importante para todo tipo de sociedades, 'lo es específicamente para un sector tan dependiente de la confianza del público como el financiero'.
En contra del argumento de quienes defienden la falta de diligencia del Banco de España en el caso BBV, Gil se justificó al asegurar que 'la responsabilidad fundamental de la evolución y comportamiento de cualquier entidad corresponde a sus administradores y altos gestores'. 'Suya es la responsabilidad de los errores, los comportamientos deficientes y problemáticos en los que la entidad pueda incurrir'. Y 'los supervisores no debemos intentar sustituir la labor de dirección y vigilancia que corresponde a los administradores, la labor de control que corresponde a los accionistas o la labor de disciplina del mercado'.
De hecho, se quejó de que el mayor énfasis que están haciendo los supervisores en la mejora de los aspectos cualitativos de la actividad bancaria no se corresponde con el que realizan las entidades.
Explicó, por ejemplo, cómo el nuevo acuerdo de Basilea trata de complementar las necesarias normas de conducta de obligado cumplimiento (transparencia, responsabilidad, profesionalidad, cualificación e independencia) con un sistema de incentivos para mejorar la gestión.
Rato pide a las cajas más profesionalización e independencia
La necesidad de preservar la actual naturaleza jurídica de las cajas, reforzar la vigilancia del riesgo ante los previstos repuntes de morosidad y controlar los gastos de explotación fueron tres de las recomendaciones que hicieron ayer tanto el subgobernador del Banco de España como el ministro de Economía a los responsables de cajas. Estos celebraban ayer su asamblea anual en la que se ratificó por unanimidad el cambio de estatutos de la confederación, con el fin de profesionalizarla.
Rato aseguró que el Gobierno no tiene intención alguna de abrir un debate sobre la definición jurídica de las cajas, pero advirtió que, aun reconociendo sus particularidades, la plena equiparación con las entidades de crédito privadas las hace afrontar los mismos desafíos: la desintermediación financiera, globalización, impacto de la nueva economía, consolidación del sistema financiero, etc. En este escenario cada vez más competitivo, Rato pidió más profesionalización, transparencia e independencia en la gestión y un cuidado especial en hacer un uso más eficiente de los recursos para reducir los gastos de explotación. Aunque dijo que el Gobierno no alentará procesos concretos de fusiones, porque 'el tamaño debe ser decidido por criterios de estrategia empresarial, no política', sí prometió que la Ley Financiera recogerá mecanismos para favorecer alianzas, con servicios compartidos para beneficiarse de las ventajas de las economías de escala.
Gonzalo Gil avisó de que 'la morosidad se va a ir manifestando', incluso aunque haya mejores perspectivas económicas, por lo que pidió a las cajas que apliquen políticas rigurosas de vigilancia del riesgo. Gil se felicitó de que se vaya a precisar la legislación sobre cuotas participativas para aumentar los recursos de estas entidades, pero advirtió que su introducción ha de ser gradual y adoptando 'las cautelas necesarias para evitar la dilución del valor social de las cajas'.