_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una oportunidad en la industria química

Estamos en un momento en el que las inversiones que se realizaban en empresas de nuevas tecnologías no producen los beneficios esperados. El capital que se empleaba en estas inversiones necesita de otras industrias donde aplicarse y generar rendimientos que satisfagan las rentabilidades de los inversores. Se buscan, en definitiva, sectores refugio.

Las industrias tradicionales vuelven a ser, de este modo, uno de los puntos de atención de los bancos de inversión, empresas de capital riesgo, fondos... Estos actores buscan ahora inversiones en empresas pertenecientes a la vieja economía, con unos niveles de riesgo contenidos que, si bien son menos optimistas en las rentabilidades esperadas, ganan en certeza para sus clientes y en definitiva para su propio negocio.

Dentro de las industrias tradicionales, la industria química se revela como oportunidad ideal para invertir. En efecto, el sector químico es considerado por los inversores de capital riesgo como una industria que tradicionalmente se ha esforzado en obtener crecimientos sostenidos, generando valor para sus accionistas, puntos que favorecen la participación en ella.

Si hacemos un análisis de este sector se observa que nos encontramos ante un mercado de gran tamaño con alcance mundial, gestionado a través de dos grandes líneas estratégicas, con unas cifras de negocio cíclicas, que van indicando los momentos oportunos para la inversión.

Sólo en el año 2000 las ventas mundiales de este sector ascendieron a 1,5 billones de dólares. Las químicas gestionan estas cifras de negocio a través de dos estrategias: especialización en productos finales, como Bayer o Roche, o bien elaboración de productos base, commodities, como BASF o DuPont. Ambas líneas son exitosas, teniendo una evolución histórica semejante, en cuanto a crecimientos y decrecimientos.

Esta tendencia cíclica de la industria química es precisamente la que refleja el estado actual del negocio, siendo indicador de las oportunidades de inversión. Bien es cierto que, en los últimos tres años el sector ha presentado cifras de negocio menos elevadas, reduciéndose la valoración de sus compañías. Esta disminución ha generado en 1999 y 2000 una gran actividad de capital riesgo en el mercado químico de Europa y EE UU, donde se ha aprovechado la bajada de las acciones para entrar en él. Estos movimientos produjeron reestructuraciones de las compañías del área, apareciendo empresas emergentes (Clariant, Equistar...), y nuevas orientaciones para las existentes (Rhodia, ICI,..).

Esta reciente reestructuración ha frenado la tendencia bajista del mercado químico, ya que ha eliminado los excesos de capacidad del sector, reduciendo los costes de las compañías e incrementando los márgenes. Gracias a estos cambios y a la reducción de costes de las materias primas y de la energía, las previsiones para la industria química son optimistas, considerando que la recuperación puede verse incluso dentro de este año. El número de inversiones en química se ha visto reducido en 2001, aunque todavía hay muchas oportunidades de inversión.

Empresas como Cognis, de Henkel, con una facturación de 2,8 billones de dólares, o Hercules, con tres billones de dólares, son ejemplos de químicas que podrían recibir los flujos inversionistas. Y si citamos empresas españolas, podríamos referirnos a empresas como el Grupo Aragonesas que, pese a ser una empresa líder en su sector, se haya necesitada de una accionista de referencia con un interés en el largo plazo ante el desinterés de su accionista principal, el Grupo Uralita.

Si apostamos por la química lo haremos escogiendo alguna de las diferentes estrategias de inversión existentes: en un segmento específico, en concreto en empresas con desarrollos en productos determinados; en una amplia gama de productos químicos, invirtiendo en compañías con una gran cartera de productos, o bien inversiones que maximicen la eficiencia, por ejemplo reduciendo costes. Estos modelos de inversión deben analizarse y escogerse a la luz del perfil de los inversores, ya que cada una de las líneas presentadas implican niveles de riesgo y beneficio diferentes.

El mercado químico se presenta como oportunidad para la inversión en economías tradicionales. Su carácter cíclico indica que todavía se puede apostar por esta industria, que históricamente ha producido rendimientos y que se aleja de riesgos excesivos asumidos en el pasado reciente.

Sin embargo, una estrategia decidida de inversión en el negocio principal, y no menos decida de desinversión, si fuera el caso, será crítica para asegurar el éxito de estos nuevos accionistas dentro de la industria química.

Más información

Archivado En

_
_