El presidente de la patronal presidirá el Gobierno de transición venezolano
El presidente de la patronal venezolana, Pedro Carmona, será el encargado de presidir el Gobierno de transición que dirigirá Venezuela tras el derrocamiento de Hugo Chávez a manos de un grupo de militares, civiles y representantes de la Iglesia católica. El futuro de Chávez es incierto, así como las condiciones de su renuncia, que se saldó, al menos, con 10 muertos.
Carmona, de 60 años, es presidente de la patronal Fedecámaras y uno de los principales opositores a Chávez. El ahora presidente provisional de Venezuela encabezó una huelga de tres días en el país que fue determinante para desencadenar la expulsión de Chávez.
Carmona anunció la creación de un Consejo de Estado Consultivo, formado por 25 personas, la convocatoria en un año de elecciones presidenciales y, con anterioridad, de comicios legislativos.
El creciente descontento popular, culminado por una huelga general convocada a raíz de las tres consecutivas destituciones en la dirección de la petrolera estatal (PDVSA) y principal fuente de ingresos del país, provocó en la noche del jueves una masiva manifestación de protesta en el centro de Caracas pidiendo la dimisión de Chávez. Ante la dimensión de la protesta, las fuerzas leales al presidente cargaron contra los miles de manifestantes concentrados cerca del palacio de Miraflores, causando al menos 10 muertos y más de 150 heridos de bala.
La violencia utilizada por las fuerzas de seguridad leales a Chávez provocó la reacción de un amplio grupo de militares que, con anterioridad, ya habían pedido la renuncia del presidente.
Según el comunicado emitido por los nuevos responsables de la Fuerza Armada Nacional (FAN), Chávez presentó y firmó su renuncia irrevocable al cargo de presidente y la destitución de todo su Gobierno.
Posteriormente, Chávez fue trasladado hacia el Fuerte Tiuna, en el sur de Caracas, donde permanecerá 'en custodia' mientras se determine su responsabilidad por los tres años de gestión al frente del país.
Esta versión se contradice con lo expuesto por la hija de Chávez y por el propio fiscal general del país. Según ambos, Chávez no firmó en ningún momento su renuncia, por lo que Chávez seguiría siendo el presidente a efectos de derecho internacional. La hija de Chávez, refugiada con su familia en Cuba, denunció que en Venezuela 'se ha instaurado una dictadura de extrema derecha'.
Sólo Perú y Bolivia expresaron su preocupación por la ruptura institucional que suponía el derrocamiento de Chávez, mientras que una mayoría aplastante de las democracias occidentales respaldó el cambio de gobierno apelando al descontento popular. La Casa Blanca aseguró que el propio Chávez había llevado a la crisis que desembocó en su detención, mientras que la presidencia española comunicó, en nombre de los Quince, su confianza en el respeto a los valores democráticos. La Organización de Estados Americanos (OEA) convocó una reunión de urgencia para evaluar la situación.
A la espera de ver cómo evoluciona la situación política, los mercados acogieron ayer con optimismo el fin de la era Chávez. El riesgo-país de Venezuela cayó al entorno de los 700 puntos básicos, un nivel siempre superado con creces durante toda la era Chávez. El bolívar recuperó parte del terreno frente al dólar y cotizó a unas 840 unidades por billete estadounidense. Los bonos Brady se dispararon un 5% en los mercados internacionales.
La situación en Venezuela seguía ayer confusa, pese a la aparente calma que regía en el país. Las fuerzas armadas detuvieron a varios responsables del Gobierno de Chávez, mientras seguían los allanamientos contra las casas de los seguidores chavistas. La petrolera estatal anunciaba su pronta vuelta a la producción y el fin de las exportaciones baratas de crudo a Cuba.