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Crisis

Sharon coloca a Powell en una difícil situación al mantener la ofensiva

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, comunicó ayer al secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, que no se retirará de los territorios ocupados. El enviado del presidente Bush, que visitará a Yasir Arafat en Ramala, corre el riesgo de volver a Washington sin resultados. La situación en los países árabes se está tornando muy peligrosa para sus Gobiernos. Nuevos choques entre Israel y Hezbolá en la frontera con el Líbano.

El Gobierno de Israel comunicó ayer que se retiraba de 24 aldeas y pueblos rurales de Cisjordania. Pero, al mismo tiempo, invadía los poblados de Daharíe y Bir Zeit, para 'capturar a los terroristas'. Las propias fuerzas israelíes informaron que desde el inicio de la operación Muro Defensivo han detenido a más de 4.000 palestinos, de los cuales 2.000 sólo en la jornada de ayer.

Para no dejar dudas sobre sus objetivos, Sharon advirtió ayer telefónicamente a Powell, quien se encontraba en Amán, que 'seguirá sus operaciones en las ciudades cisjordanas y no saldrá de Nablús, Jenín, Ramala y Belén, salvo que los terroristas se entreguen'. Esta afirmación ha sorprendido a los observadores, pues ayer Israel anunciaba la rendición de los últimos focos de resistencia en Jenín. Además, Sharon afirmó que el Ejército volverá a entrar 'a los lugares donde haya actividades terroristas' siempre que lo considere necesario. Fue lo que hizo ayer en Tulkarem para detener a una supuesta suicida.

Para Estados Unidos, la situación se torna muy complicada. Mientras Powell ha intentado apaciguar el ánimo de sus aliados árabes en Marruecos, Egipto y Jordania, mañana se reunirá con Arafat sin casi nada que ofrecerle. Fuentes cercanas al líder palestino han dicho que 'no tenemos nada que hablar con Powell y no nos comprometeremos a nada hasta que la retirada (de Israel) se produzca, y así podemos estar 100 años'. Las mismas fuentes dijeron que el enviado especial para Oriente Próximo de Bush, Anthony Zinni, le entregó a Arafat una propuesta por la que, a cambio de la retirada israelí, el presidente palestino firmara su aquiescencia para una nueva entrada de los soldados si se producían atentado suicidas.

En Jordania se preparaba anoche una manifestación masiva para protestar contra Israel y EE UU, lo cual ha sido considerado un serio desafío al rey Abdulá, ya que la marcha tenía previsto dirigirse a la sede de la embajada de Jerusalén en Amán. 'No permitiremos que la unidad nacional sea rota. æpermil;sta es una línea roja', dijo el rey a su ministro del Interior el miércoles.

Pero la situación se repite en Egipto, donde continúan los choques entre fuerzas policiales y manifestantes. Fuentes oficiales, bajo reserva de su nombre, han asegurado que si la misión de Powell fracasa y continúa la ocupación israelí de los territorios palestinos, la protesta popular contra los regímenes egipcio y árabes, en general, va a constituir un factor de seria desestabilización política para la región.

En Gaza, más de 30.000 personas marcharon ayer por las calles para solidarizarse con los palestinos de Cisjordania y jurando venganza por lo que ya se conoce como la masacre de Jenín. Aunque no hay cifras oficiales palestinas ni israelíes, son cerca de 150 los muertos provocados por la invasión israelí a este campo de refugiados, donde más de 3.000 personas han quedado sin vivienda. El 70% del campo ha sido arrasado por las excavadoras israelíes, de acuerdo con testigos presenciales. Palestinos que han logrado huir de Jenín han denunciado que los soldados entierran cadáveres en fosas comunes.

Mientras tanto, se recrudecen los combates entre israelíes y combatientes de Hezbolá en la frontera con el Líbano. El Ejército israelí ha lanzado ataques de artillería y vuelos rasantes de aviones de combate, en respuesta a los ataques con cohetes lanzados por los partisanos.

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