Aguas Argentinas decide suspender el pago de la deuda financiera
La primera concesionaria privada de Argentina en declarar una suspensión de pagos fue Metrogas. Le siguió, 10 días después, Telecom Argentina. Ayer fue el turno de Aguas Argentinas, que cuenta con participación española a través de Aguas de Barcelona (Agbar). La empresa catalana tiene un 25% del capital y la duración del contrato de concesión es de 30 años.
El grupo Suez, que posee de manera directa el 39,9% de las acciones de Aguas Argentinas, además de otro 6% de forma indirecta, aseguró que 'no se retira' del país. Agbar, por su parte, manifestó que 'esta decisión forma parte del acuerdo de renegociación iniciado conjuntamente' con el Gobierno argentino, por un periodo de 180 días, 'iniciada en marzo, después de que la paridad uno a uno del peso argentino con el dólar fuera rescindida'. Asimismo, precisa que 'la duración total del contrato de concesión es de 30 años', por lo que no prevé retirarse del mercado argentino.
El presidente de Aguas Argentinas, Juan Carlos Cassagne, en su comunicación a la Comisión Nacional de Valores (CNV) de Argentina, explicó que la 'sociedad se ve obligada a suspender transitoriamente el pago para administrar sus disponibilidades en efectivo con el objetivo fundamental de asegurar la prestación y continuidad de sus servicios esenciales'. La falta de pago afectará sólo a sus acreedores financieros y no a sus proveedores comerciales. Los principales perjudicados son la Corporación Financiera Internacional (CFI) del Banco Mundial (que también tiene el 5% de las acciones de Aguas), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ocho bancos representados por ING Barings.
Aguas Argentinas se creó en 1993 al disolverse la empresa estatal Obras Sanitarias de la Nación (OSN). La compañía, que presta servicios de agua y alcantarillado en la capital argentina y en otras 19 localidades cercanas, se benefició con una tarifa en dólares, un sistema de actualización por el precio del servicio en Estados Unidos y un aumento indirecto de sus tarifas para permitirle financiar inversiones. El 95% de su deuda es con acreedores extranjeros y casi en su totalidad ha sido prestada por los bancos mencionados. La empresa ha invertido 1.696 millones de los 5.500 millones de dólares estimados en el contrato original.
La congelación de sus tarifas y el paso de dólares a pesos de las mismas son las principales causas alegadas por Aguas para suspender pagos. Exactamente el mismo caso de Metrogas, controlada por British Gas y Repsol, y Telecom.
Los capitales extranjeros, principalmente españoles, que tomaron créditos externos para cumplir con sus inversiones, temen que la devaluación del peso prosiga. Como ahora cobran en pesos y no en dólares, esto haría poner en peligro sus pagos externos, haría caer aún más su recaudación interna por los impagos de sus clientes empobrecidos y, al devaluar sus activos, las convertiría en presa fácil para los voraces capitales estadounidenses.
Compañías de EE UU, que no se beneficiaron con las privatizaciones argentinas de la década pasada, están expectantes para tomar el relevo del lugar vacante que podrían dejar las europeas asfixiadas por la crisis económica y financiera argentina. Fondos de inversión estadounidenses con presencia en Brasil están muy atentos a la situación.