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Crisis

Sharon inicia incursiones en Gaza tras la muerte de 13 soldados

La muerte de 13 soldados israelíes enfureció a Ariel Sharon. Pocas horas después de comprometerse con Colin Powell a iniciar la retirada, el primer ministro israelí anunciaba que proseguirá su ofensiva contra los palestinos. La situación en el campo de refugiados de Jenín, donde cayeron los israelíes, es desesperante. Más de la mitad de las viviendas han sido arrasadas y se habla de 'masacre'. Powell se reunirá con Arafat. Aviones israelíes violan el espacio aéreo de Líbano.

Los ataques israelíes contra los territorios ocupados han encontrado una resistencia dura de roer en Nablús y, en particular, en Jenín. En este campo de refugiados, donde el número de muertos palestinos se cuenta por decenas y éstos yacen tirados en las calles, una emboscada de los combatientes le ha costado 13 muertos y nueve heridos al Ejército de Tel Aviv. Poco después de conocerse el hecho, Sharon olvidó sus compromisos de la mañana con el secretario de Estado estadounidense y anunció que 'la ofensiva continuará'.

De todas maneras, esa decisión ya parecía tomada horas antes, cuando se conoció que tanques y excavadoras de Israel habían penetrado en el norte de la Franja de Gaza. Allí, removieron varios terrenos en la localidad de Beit Hanún y levantaron al menos tres puestos militares. Fuentes palestinas denunciaron que se prepara una 'gran ofensiva' contra Gaza. El líder de Hamas, el jeque Ahmed Yasin, dijo que 'la Franja de Gaza será la tumba del Ejército israelí' y reiteró su apoyo a Yasir Arafat.

A pesar de que el Gobierno de Israel había anunciado su retirada de Tulkarem y Qalquilya, en realidad mantiene el cerco militar sobre ambas ciudades. No hay agua ni electricidad ni teléfono y negocios y viviendas han sido reducidas a escombros. De acuerdo con Intermon-Oxfam, 400.000 personas carecen de agua potable en cinco de las ocho ciudades palestinas ocupadas tras los ataques israelíes. El ministro de Exteriores israelí, Simon Peres, desmintió haber dicho que en Jenín había habido una 'masacre', tal como informaba el periódico Haaretz. Pero oficiales del Ejército, citados por ese diario, sostuvieron que 'cuando se conozca lo ocurrido allí, quedaremos muy mal parados frente al mundo'.

Mientras tanto, Powell se reunía con el presidente egipcio Hosni Mubarak y anunciaba que tiene previsto reunirse con Arafat el viernes. No hubo declaraciones de Powell tras el anuncio de Sharon de que continuará su ofensiva. Además, la situación en el Líbano se agrava, ya que líderes de Hezbolá anunciaron que si son atacados por Israel atacarán el norte de ese país con misiles que pueden alcanzar Haifa.

El ministro de Defensa israelí, Benjamín Ben Eliezer, del Partido Laborista, acusó a Siria y Líbano de ser responsables de los ataques de Hezbolá y dijo que 'nadie debería siquiera pensar en que dejaremos el Gobierno en medio de la guerra'.

En Europa, el ministro de Relaciones Exteriores, Josep Piqué, anunciaba que la presidencia española de la Unión Europea convocará al Consejo de Asociación Israel para estudiar si aplica sanciones. Ni si quiera aclaró si la convocatoria estudiaría sanciones contra ese país, pero dejó claro que hace falta un acuerdo unánime de los Quince para aplicar esas medidas. El Parlamento Europeo quiere ir más allá y hoy votará una resolución en la Cámara para pedir la ruptura de ese acuerdo.

Aunque Piqué reclamó la retirada israelí de los territorios, no esbozó ninguna nueva idea para conseguirlo. En cambio, la Casa Blanca, desairada por Sharon, dijo ayer que Estados Unidos está preparado para enviar observadores propios a la región. El desafío de Sharon comienza a preocupar a Bush, ya que crece la indignación árabe y esto pone en jaque a sus Gobiernos amigos.

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