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Crisis

Israel desoye las protestas árabes y amplía su ocupación de Cisjordania

Mientras se estrecha aún más el cerco a Yasir Arafat, el Ejército de Israel continuó ayer con la ocupación de los territorios de la Autoridad Nacional Palestina. Los tanques y soldados israelíes penetraron en Kalkilia, Tulkarem, Belén y en campos de refugiados, matando a siete palestinos. Masivas manifestaciones en los países árabes contra la invasión israelí. Jordania amenaza con romper relaciones diplomáticas con Jerusalén. Reunión urgente de la Liga Árabe. Bush justifica a Sharon. Europa guarda silencio.

Las tropas israelíes continuaron ayer con su avance hacia la ocupación total de los territorios hasta ahora gobernados por Arafat. Tanques y centenares de soldados ingresaron durante la madrugada en Tulkarem, Kalkilia y Belén, así como en campos de refugiados cercanos, mientras otros contingentes procedían a asaltar la localidad de Nablus, la más importante de Cisjordania.

Para esta operación militar sin precedentes desde la invasión al Líbano, Israel ha movilizado a 20.000 reservistas y se especula con la llamada a filas de otros 10.000. Unos 400 oficiales y soldados se han negado a participar y muchos de ellos han sido encarcelados por su negativa. En Ramala, las tropas de Jerusalén han cortado los teléfonos de Arafat para impedirle todo contacto con el exterior e insisten en detener a los miembros de su guardia personal. El ministro de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, anunció la decisión de 'aislar totalmente' al presidente palestino, si bien ha aclarado que Israel no tiene intención de atentar contra él.

Los soldados israelíes mataron a cinco policías palestinos y otras dos personas, entre ellas a un niño de 11 años, en la Franja de Gaza. Otros 11 palestinos, acusados de 'colaboracionistas', fueron linchados ayer por militantes de la resistencia palestina enmascarados. En Beit Jala, una población cercana a Belén, los soldados israelíes abrieron fuego contra pacifistas que se manifestaban contra la ocupación y la brutal represión. Siete ciudadanos extranjeros y un cámara palestino resultaron heridos, uno de ellos grave.

Atentado en Jerusalén

Los palestinos replicaron con un atentado con coche bomba en Jerusalén, que se saldó con la muerte del atacante suicida y al menos tres heridos graves.

La situación en Palestina ha desatado una marea de protestas populares y de los Gobiernos en los países árabes. Como resultado de todo esto, la Liga Árabe se reunirá hoy para intentar fijar una posición unificada de todos las naciones frente a Israel.

Las calles de las principales capitales se poblaron ayer de miles de manifestantes de solidaridad con el pueblo palestino y con Arafat. En El Cairo, miles de estudiantes, artistas y ciudadanos, se enfrentaron con la policía cuando intentaban asaltar la embajada de Israel. Los manifestantes exigieron al Gobierno egipcio que rompa sus relaciones con Jerusalén. En Jordania, varios centenares de miles de ciudadanos realizaron una huelga de seis horas y manifestaciones callejeras. Las mismas escenas se repitieron en Túnez, en Libia y en Líbano.

El secretario de la Liga Árabe, Amro Musa, acusó al primer ministro israelí, Ariel Sharon, de ser un 'arrogante asesino de los palestinos', y a Estados Unidos, de 'parcialidad' en el conflicto. El Gobierno de Jordania, por su parte, estudia la expulsión del embajador de Israel en Amán, según informó hoy la emisora de televisión por satélite Al Yazira. En Arabia Saudí, el ministro de Defensa, el príncipe sultán Bin Abdulaziz, calificó los ataques israelíes como 'la mayor acción criminal de la historia de la humanidad' y convocó a 'emprender una acción firme para detener la brutal y bárbara actitud israelí'. El ministro dijo también que mantiene contactos con Washington y otros países para detener los ataques contra los palestinos.

Sin embargo, el presidente George Bush apoyó ayer a Israel al declarar que 'nunca habrá paz mientras haya terrorismo'. A su juicio, lo más importante es poner freno a los atentados suicidas. En este sentido, lejos de condenar la invasión israelí, Bush dijo que 'nos gustaría ver a Arafat denunciar las actividades terroristas que se han producido'.

La Unión Europea no emitió ninguna declaración en la jornada de ayer, a pesar de que ciudadanos de sus países han sido detenidos y deportados de Israel por denunciar la violación a los derechos humanos en las zonas ocupadas. En España, CC OO, UGT e Izquierda Unida pidieron 'una posición más firme' ante la invasión israelí a José María Aznar en su carácter de jefe de Gobierno y de presidente de turno de la UE. El requerimiento se produce al día siguiente de que el encargado de los hospitales palestinos, Musa Abu Hemeid, denunciara la matanza de 30 hombres, mujeres y niños detenidos por el Ejército israelí el domingo. La acción se llevó a cabo poco después de que Sharon anunciara por televisión 'una guerra sin cuartel contra los terroristas'.

El petróleo alcanza su precio máximo en seis meses

 

 

El agravamiento de la tensión en Oriente Próximo se reflejó ayer en el petróleo, que alcanzó en el mercado de Nueva York el mayor precio en seis meses. El barril de crudo registró una subida de más del 4%, 1,09 dólares, y llegó a negociarse a 27,40 dólares, un nivel no conocido desde el pasado 21 de septiembre. Más tarde, el precio bajó hasta los 26,9 dólares. En Londres, los mercados permanecían cerrados por día festivo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A pesar de que ni Israel ni Palestina exportan crudo, los operadores temen que la escalada de violencia de los últimos días se extienda al resto de la zona, donde se encuentran unos dos tercios de las reservas de petróleo de todo el mundo.

 

 

 

 

 

 

 

'La guerra está sin duda elevando los precios', afirma David Becker, responsable del área de derivados de energía de Citibank en Nueva York. 'Y continuarán subiendo hasta que haya un signo de que la situación se está calmando', añade.

 

 

 

 

 

 

 

A la tensión provocada por las invasiones israelíes en territorio palestino se sumó el llamamiento del líder iraquí, Sadam Husein, a las naciones árabes para que se unan en una lucha contra los israelíes usando 'el petróleo como un arma en la batalla con el enemigo', según el comunicado que difundió el partido gobernante, Baath.

 

 

 

 

 

 

 

La declaración pareció ser una llamada a repetir el embargo de petróleo impuesto por los países árabes en los años setenta a los países occidentales que provocó una recesión económica mundial.

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