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Columna
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Se crea menos empleo... aunque baje el paro

Antonio Gutiérrez Vegara

Tras siete meses consecutivos subiendo el desempleo, es normal que se hayan celebrado las cifras del Inem sobre paro registrado correspondientes a marzo. Pero la mayor cautela del propio secretario general de Empleo, Juan Chozas, que prefiere esperar unos meses para verificar si estamos o no ante un cambio de tendencia, contrasta con el excesivo triunfalismo del ministro de Hacienda, que cree confirmada la dinámica de crecimiento económico y de creación de empleo en España, y la más categórica posición del vicepresidente segundo del Gobierno, quien además de atribuir la evolución de la contratación indefinida a la reforma laboral decretada hace ahora un año se apresura a pedirles a los agentes sociales que ajusten al 2% el crecimiento de los salarios, considerando 'perfectamente posible el objetivo de inflación previsto'.

Tanto las circunstancias, vacaciones de Semana Santa en marzo, como el análisis de los datos avalan más la prudencia en las valoraciones que el echar las campanas al vuelo. Porque las fiestas de marzo no se han limitado a la Semana Santa, que no se daba en este mes desde 1997, sino que además se ha gozado del largo puente de San José en la semana inmediatamente anterior, intensificándose en consecuencia la actividad en la hostelería y los servicios en general relacionados con los periodos vacacionales.

Así lo corroboran los datos, que arrojan una disminución del paro en más de 20.000 personas en esos sectores, frente a su incremento en la construcción y en la industria. Y no obstante la mayor duración de los intervalos festivos, ha de tenerse en cuenta para hacer las oportunas comparaciones que la reducción del paro ahora ha sido algo menos de la mitad que la registrada en marzo de 1997. Es decir, ni en una coyuntura favorable se han alcanzado las cotas de disminución del desempleo de anteriores años por estas fechas.

Por otra parte, el hecho de que el Inem haya contabilizado 17.000 parados menos en términos netos durante un mes no cambia el problema de fondo, que sigue reflejado en una creciente tasa interanual de desempleo.

Hoy tenemos 70.000 parados más que en el mismo mes del año pasado, lo que equivale a un incremento del 4,47%. En consecuencia, la tendencia que más importa en la lucha contra el paro, que es la de creación de empleo, continúa el declive que ya venía observando desde finales del año 2000.

æpermil;sa es la expresión de la pérdida de vigor de las inversiones y de nuestra economía en general, que debería haber centrado el quehacer del equipo económico del Gobierno en lugar de mantener inercialmente su línea presupuestaria y sus cuestionables objetivos macroeconómicos.

Tampoco tiene mucho fundamento atribuirse los méritos del mayor peso porcentual de la contratación indefinida. Porque no es muy riguroso adjudicarse tales resultados el primer mes que baja el paro registrado, obviando que la reforma laboral impuesta por el Gobierno lleva en vigor un año sin que se haya modificado la elevada tasa de temporalidad, que fue el pretexto utilizado para decretarla sin el acuerdo de los agentes sociales. Y porque el nuevo Contrato de Fomento del Empleo Estable no arranca de aquel decreto gubernamental sino del acuerdo suscrito por la patronal y los sindicatos en abril de 1997. En todo caso, la contratación temporal sigue siendo ocho veces superior a los contratos fijos, dentro de un volumen de contratación global que está disminuyendo.

Precisamente este otro rasgo de la tendencia decreciente en la generación de empleo es el que tendría que concitar la atención de los poderes públicos para insistir al empresariado acerca del cumplimiento del Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva del presente año, que no contemplaba únicamente la referencia salarial antes aludida ni como un fin en sí misma, sino como contrapartida de su principal objetivo, que era evitar la destrucción de empleo en todo lo posible.

El balance del mes de marzo también revela la menor renovación de contratos de trabajo, esto es, que muchas personas contratadas temporalmente están pasando directamente al desempleo al finalizarse sus contratos.

Por este camino no tardaremos en comprobar cómo se desvanece también otro de los aspectos positivos registrado en marzo por el Inem, como es la mayor reducción del paro entre las mujeres y los jóvenes menores de 25 años.

En definitiva, sobran declaraciones triunfalistas y faltan medidas tangibles de política económica para convertir la dicha de un mes en una halagüeña perspectiva para el empleo.

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