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Crisis

La retirada de la delegación palestina culmina el fracaso de la cumbre árabe

La retirada de la delegación palestina culminó ayer el fracaso de la cumbre de la Liga Árabe en Beirut. El eje de la cumbre era la propuesta de paz saudí, que aún se ve como la mayor oportunidad para la paz en Oriente Próximo. El plan queda en entredicho tras la marcha palestina. La paz sufrió ayer un nuevo revés cuando un suicida integrista mató a 15 personas e hirió a decenas al hacer explotar una bomba en un lujoso hotel de Netania.

Ya lo había advertido el presidente español, José María Aznar, en la sesión inaugural de la cumbre: 'Que Beirut no se añada a la larga lista de nombres estériles'. La propuesta de paz adelantada semanas atrás por Arabia Saudí había despertado inusitadas expectativas ante la cumbre, que al final se han visto defraudadas.

El entusiasmo declinó en cuanto se supo que faltarían a la cita los actores clave: el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP); Yasir Arafat, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el rey Abdalá de Jordania. Egipto y Jordania son los dos únicos países árabes que han firmado la paz con Israel y son aliados clave ante EE UU.

El presidente del Líbano, Emile Lahoud, impidió la retransmisión en directo del discurso del presidente Arafat. Lahoud adujo que había impedido la retransmisión en directo por miedo a que los israelíes la boicoteasen, pero las explicaciones del mandatario libanés no convencieron a los palestinos.

Con todo, la cumbre sirvió para la presentación oficial de la propuesta elaborada por el príncipe heredero de Arabia Saudí, Abdalá Ben Abdelaziz. El dignatario saudí explicó que su propuesta consiste en 'relaciones normales y seguridad para Israel a cambio de la retirada total de todos los territorios ocupados [en la Guerra de los Seis Días de 1967], reconocimiento de un Estado palestino independiente con al-Quds al-Sharif [Jerusalén Oriental] como su capital y el regreso de los refugiados palestinos', que se calcula ascienden a 3,6 millones.

El príncipe saudí se dirigió a los ciudadanos israelíes con el mensaje de que 'el uso de la violencia por más de 50 años sólo ha dado como resultado más violencia y destrucción y que ellos estén más lejos que nunca de la paz y la seguridad'. El dirigente añadió que la paz sólo se puede conseguir a cambio de tierra, 'tal y como sancionan las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU y los principios de la Conferencia de Madrid de 1991'.

Pese a las divergencias, Arafat respaldó plenamente el plan saudí. En un discurso retransmitido por televisión, el líder palestino denunció que '47.000 palestinos han resultado muertos o heridos' por la ocupación israelí. Arafat añadió que los daños materiales provocados por los israelíes ascienden a 7.500 millones de dólares (8.520 millones de euros).

Atentado suicida

Mientras en Beirut se discutía de paz, un suicida integrista atentaba de nuevo contra el futuro de Oriente Próximo. El miliciano activó una carga explosiva que llevaba atada a su cuerpo en el comedor del Hotel Park de Netania, causando al menos 15 muertos y 90 heridos, según la policía israelí. Horas antes, un militante del Frente de Liberación Popular de Palestina perdió la vida en la ciudad cisjordana de Naplusa, cuando manipulaba dinamita. Poco antes, las fuerzas hebreas de seguridad interceptaban en el norte de Jerusalén una ambulancia de la Media Luna Roja, cargada de explosivos.

La violencia no cesa en la región. El día amaneció en Israel con la muerte de dos supuestos integristas abatidos por las tropas hebreas. La política de presión del primer ministro israelí, Ariel Sharon, se ha revelado estéril. La violencia ha hundido a las economías palestina e israelí y ha causado más de 1.500 víctimas en 18 meses, una sangría que la sociedad no olvidará, aunque algún día se alcance la paz.

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