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'Espíritu de Lisboa'

Los sindicatos europeos perciben un giro social en el mensaje de Aznar

La cumbre social de Barcelona allanó ayer el terreno para que la recuperación del llamado espíritu de Lisboa sea un hecho. Los sindicatos europeos advirtieron un giro social en la postura de Aznar y esperan que el Consejo que hoy comienza ponga las bases para una Europa competitiva pero sin recortes sociales.

Sólo se alcanzó un acuerdo concreto, pero los interlocutores sociales se sintieron ayer más cerca de lo que esperaban del llamado espíritu de Lisboa. El secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos, Emilio Gabaglio, no tuvo reparos en admitir que el mensaje que les hizo llegar el presidente del Gobierno, José María Aznar, durante la cumbre social, era 'distinto al de las últimas semanas, en las que sólo insistía en liberalizar y flexibilizar'. 'Si se mantiene así, en línea con lo acordado en Lisboa, las decisiones que se tomen permitirán construir una Europa más competitiva, pero sin recortes sociales', aseguró Gabaglio en rueda de prensa.

El secretario general del CES explicó que Aznar parece haber 'corregido el tiro', defendiendo 'posturas bastante equilibradas'. En su opinión, si se quieren recuperar los planteamientos de la cumbre que se celebró en Lisboa en 2000, 'tiene que ser con todos sus elementos'. Gabaglio, no obstante, se mostró cauteloso a la hora de valorar el posible resultado del Consejo de primavera de Barcelona y emplazó a esperar sus conclusiones. Más pesimista se mostró respecto a la liberalización de los mercados, que los sindicatos aceptan pero con condiciones: aprobar una directiva marco que reconozca que la energía es un servicio público esencial. 'No podemos pasar de un monopolio público a un oligopolio privado', concluyó Gabaglio.

La Unice, por su parte, expresó su total coincidencia con los objetivos de la presidencia española, aunque mostró su preocupación porque dos años después de la cumbre celebrada en la capital portuguesa aún 'hay un abismo entre las palabras y los hechos'. 'Si no se revitaliza Lisboa en Barcelona, todo el proceso corre peligro de sufrir una muerte política, advirtió su presidente, Georges Jacobs, a José María Aznar. Entre otras cosas, la patronal europea reclama acelerar la puesta en marcha de la patente europea y, por encima de todo, la liberalización de los mercados. A pesar de ello, Jacobs acabó aceptando que se produzca de forma gradual. Según él, que se lleve a cabo 'es sólo cuestión de fechas'.

Previamente a la cumbre social, la Unice mantuvo un encuentro con el presidente del Gobierno, José María Aznar, al que también asistió el presidente de la CEOE, José María Cuevas. Aznar lamentó la parálisis experimentada por los acuerdos de Lisboa y se comprometió a impulsar el mayor avance posible en la apertura de los mercados energéticos. En este sentido, afirmó que confía en alcanzar un acuerdo para liberalizar hasta dos tercios de los mercados eléctricos y de gas, aunque 'en fechas no inmediatas', debido fundamentalmente a las cinco convocatorias electorales pendientes en países de la UE.

La cumbre social de Barcelona, consolidada a partir de ahora como un encuentro previo a los Consejos de primavera, acordó impulsar la formación continua de los trabajadores a lo largo de toda su vida laboral. Acompañado por la comisaria de Asuntos Sociales, Anna Diamantopoulou, el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, expresó su satisfacción por el acuerdo.

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