Los empresarios se preguntan si Argentina ha tocado fondo
Si la conducción económica consigue estabilizar el tipo de cambio en Argentina en los niveles actuales o poco más arriba; si el desequilibrio fiscal es controlado por una combinación del efecto benéfico de la inflación sobre las cuentas públicas, de las retenciones y del control del gasto público; si el corralito financiero es desactivado; si se logra una ayuda financiera del FMI a fin de reforzar la situación de las reservas, la economía argentina puede movilizarse gradualmente. Las condiciones son muchas, pero no es imposible que se cumplan.
La pregunta que se hacen casi todos los argentinos y los empresarios locales y extranjeros es si todavía queda recorrido hacia abajo o si puede esperarse una recuperación gradual. Este marzo es el mes crucial. Los datos de supermercados de enero alientan alguna esperanza sobre el nivel de actividad.
Las grandes incógnitas son la reacción de la sociedad en general y la capacidad del actual Gobierno para encaminar el actual estado de cosas.
Mientras tanto, la actitud más recomendable a los empresarios que desarrollan sus negocios en el país suramericano es la de aceptar el brutal cambio en las condiciones en que se opera. Estos datos de la realidad son los que hay que aceptar y sobre los que debe rediseñarse la estrategia empresarial. Es decir, hay que adecuarse a la crisis e intentar transformar los negocios para que puedan seguir existiendo e incluso obtener beneficios, ya que el retorno a la situación anterior, la vigente a finales de 2000, es improbable que vuelva a darse por muchos años.
En rigor de verdad, las condiciones macroeconómicas de Argentina entre 1991 y fines de 2001 han sido de excepción. A partir de mediados de la década de los sesenta el país se caracterizó por ciclos de inflación aguda, devaluaciones, déficit fiscal y falta de planes económicos coherentes. Con la llegada del Domingo Cavallo al Ministerio de Economía en 1991 parecía que Argentina entraba al primer mundo, como se decía entonces desde el Gobierno.
El retorno a la economía de inflación de precios, el tipo de cambio fluctuante y la escasez del crédito han sido las variables con las que han convivido los empresarios de la era preCavallo. Tal vez lo que se pueda rescatar es que se reducen drásticamente los costos de producción y servicios, en moneda constante. Y éste puede no ser un dato menor dependiendo del tipo de empresa y su composición de costes y de salarios ahora más bajos.
Otro dato a tener en cuenta es que el área financiera que estuvo relativamente estable por 10 años se convierte ahora en un área estrella. Para muchas empresas será más importante que vender mucho cuidar exitosamente sus activos financieros (cobro de clientes, transferencias de fondos, cobertura de riesgo de cambio, etcétera). Será más crítica la función financiera que la comercial, como sucedía en los setenta y ochenta en ese país.
En definitiva se trata de tomar la crisis y la adversidad como oportunidades, en las cuales los más inteligentes habrán de poder llevar adelante negocios con ganancia, reconvirtiendo sus estrategias a las nuevas variables.