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Marruecos

Aznar pide disculpas, pero respalda a Piqué y Cabanillas

José María Aznar pidió ayer por primera vez disculpas tras el papel desempeñado por el Gobierno en el escándalo originado por la difusión de la falsa entrevista entre el ex presidente Felipe González y el primer ministro marroquí, Abderramán Yusufi. Pese a ello, renovó su confianza en los ministros de Exteriores y portavoz, Josep Piqué y Pío Cabanillas, cuyo mantenimiento en el Ejecutivo el PSOE considera insostenible.

En ausencia de José Luis Rodríguez Zapatero, víctima de una afección gripal, el Grupo Parlamentario Socialista se empleó ayer a fondo en el Congreso para desenmascarar la responsabilidad del Ejecutivo en la difusión de la falsa entrevista entre González y Yusufi, detrás de la cual observa el intento de destruir al PSOE y al ex presidente del Gobierno. 'La maquinaria está activada', le dijo el portavoz de exteriores del Grupo Socialista, Manuel Marín, al vicepresidente primero, Mariano Rajoy, quien se vio obligado a capear las acusaciones del primer partido de la oposición en ausencia del titular de Exteriores, Josep Piqué.

El diputado socialista denunció la violación de la confidencialidad del despacho cifrado que supuestamente envió al Gobierno la embajada española en Marruecos dando cuenta del encuentro inexistente entre González y Yusufi en Tánger. Marín apuntó al ministro portavoz, Pío Cabanillas, y al consejero de información de la legación diplomática como responsables de intoxicar a los medios de comunicación mediante la difusión de esta falsa entrevista.

Para defender al Gobierno de estas acusaciones, Rajoy se remitió a la campaña que el propio Marín, en su etapa como comisario europeo, sufrió en su día e incluso le recordó que en ella había obtenido la ayuda del PP y del Ejecutivo español. Pero el diputado socialista le refutó que en el origen de aquella campaña estuvo el propio PP, en un intento de impedir que concurriera como cabeza de cartel en las elecciones al Parlamento Europeo de 1999, y que ello le movió a entrevistarse con José María Aznar para advertirle que 'se estaba pegando tiros en los pies'. Marín añadió que si moviera este episodio 'sería dinamita', pero anticipó que no lo haría 'porque soy responsable y profesional'.

Labor de espionaje

Antes del debate entre Marín y Rajoy, quien ironizó sobre su idoneidad para el mismo en su condición de ministro del Interior, José María Aznar había pedido públicamente sus primeras disculpas tras el papel desempeñado por el Gobierno en el escándalo. El presidente atribuyó el mismo a una información deficiente, pero renovó su confianza en los ministros Josep Piqué y Pío Cabanillas, este último responsable directo de trasladar el bulo sobre la entrevista entre González y Yusufi al diario El Mundo. Aznar negó que desde el Gobierno se quiera controlar la vida de los ex miembros de la Administración socialista.

Rajoy también desmintió que el Gobierno ande metido en tareas de espionaje, pero sembró la confusión cuando él mismo confirmó que Felipe González había visitado Tánger 'infinidad de veces'. 'Nosotros no espiamos ni perseguimos a nadie. ¿Cuántas veces ha ido González a Tánger? Infinidad de veces...'. Ante los murmullos que esta afirmación provocó en el hemiciclo, el vicepresidente primero matizó: 'Bueno, yo no lo sé, pero lo he visto publicado...'.

El ministro portavoz, Pío Cabanillas, fue el que peor parado salió de la sesión de control al Gobierno. El diputado socialista Máximo Díaz Cano le llamó intoxicador y mentiroso, le acusó de falsear la realidad y de ser un cobarde por esconderse ante la opinión pública pese a ser uno de los detonantes del escándalo. Finalmente, pidió su dimisión. El ministro portavoz se limitó a reprochar al PSOE su supuesta falta de interés por la normalización de las relaciones con Marruecos, al tiempo que defendió la objetividad de los informativos de Televisión Española.

El ministro de Exteriores, Josep Piqué, deberá rendir cuentas hoy en el Congreso sobre lo sucedido, aunque piensa mezclar sus explicaciones con los objetivos de la presidencia comunitaria, extremo éste que ha sido criticado por el PSOE.

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